El judío a quien Hitler defendió

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¿A quién odiaba Hitler? "A los judíos". Por supuesto que es la primera respuesta que se nos viene a la mente, porque el holocausto inició con la idea del führer de acabar con toda la población judía de Europa.

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De acuerdo con saberia.com, alrededor de 6 millones de personas fueron asesinadas por órdenes del alemán, quien al parecer veía en la comunidad judía una fuerte competencia para la llamada "raza aria".

Hitler los acusaba de egoístas y avaros, pues los culpaba de la derrota y el resquebrajamiento después de la Primera Guerra Mundial, al considerar que ellos tenían el suficiente dinero para haber salvado su nación.

Algunas otras teorías apuntan a problemas directamente personales con judíos que habían hecho que naciera ese odio en él. Pero, aunque el rencor era generalizado, había un judío por quien Hitler no sentía aberración.

De acuerdo con jewish-voice-from-germany.de, el führer defendió personalmente a un abogado judío, quien había sido un militar superior en la Primera Guerra Mundial, de la persecución nazi, al menos por un tiempo.

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Ernst Hess (en la foto) era su nombre y según la investigadora Susanne Mauss, estuvo a salvo hasta 1941, gracias a que Adolfo Hitler, personalmente, intervino por él.

Lo comprueban por una nota que encontraron de la Gestapo, donde se daba la clara indicación de que el abogado no sería perseguido o deportado, pues así se había dado la orden desde la Cancillería del Reich.

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La carta estaba fechada en agosto de 1940 y había sido redactada por el Heinrich Himmler, jefe de la SS. Ésta sentenciaba claramente que todos deberían "dejarlo tranquilo, en todos los sentidos, según el deseo del Führer", publica yahoo.com.

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Ernst Hess conoció a Hitler en el otoño de 1914. Ambos pelearon juntos, sirviendo al "Regimiento de lista" (RIR 16) hasta 1918. Pero fue durante la arización (cuando todos los bienes pertenecientes a los judíos les fueron quitados), cuando Hess fue destituido como juez, decidió mudarse a Bolzano, en el Tirol italiano.

Desde allá trató de ponerse en contacto con Hitler, a través Fritz Wiedemann, quien también había peleado con ellos en el RIR 16, y que era ayudante directo del Führer. La mandó un recado donde le decía que se había convertido al protestantismo, tras haberse casado con Margarita Witte con quien tuvo a una hija llamada Úrsula (su hija, de 86 años, vive actualmente en Alemania). Por lo anterior le pedía, de acuerdo a las leyes raciales de Nuremberg, que fuera considerado "semijudío".

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Adolfo Hitler rechazó la solicitud, pero pidió que la pensión que se la daba a Hess, fuera trasladada a Italia y que quedara eximido de la obligación de llevar el nombre "Israel", lo que lo identificaba como judío, además de recibir un nuevo pasaporte (en marzo de 1939) que no llevaba la letra "J" plasmada con rojo (también era para identificarlo como judío).

En aquella ocasión, Hans Heinrich Lammers, jefe de la cancillería del Reich y Otto Bene, cónsul general alemán en Italia, intervinieron por él, pero cuando inició la invasión fascista en Italia, Hess y su familia se vieron obligados a regresar a Alemania, donde se instaló en Unterwössen (en 1939).

Todo parecía marchar bien porque "tenía protección", pero en 1941 fue citado en las oficinas de arianización en Múnich, donde le dijeron que la ayuda de Hitler había sido revocada en mayo de ese mismo año y que ahora era "un judío como cualquier otro".
La familia de Hess intentó interceder de nuevo ante el líder nazi, pero no tuvieron éxito, pues Hess había caído de la gracia de Adolfo.

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En ese mismo momento, Hess fue deportado a Milbertshofen, un campo de concentración de judíos cerca de Múnch, donde fue obligado a realizar trabajos forzados. Después fue asignado a la constructora L. Ehrengut, donde trabajó como cualquier empleado; esto porque su matrimonio con Margarete Hess lo "privilegiaba".

Su esposa e hija también pagaron las consecuencias, pues Úrsula tuvo que dejar la escuela para trabajar en una fábrica de electrónica, mientras con su madre vivían en casa de los padres de ella, en un rincón.

La madre y hermana de Hess, también fueron castigadas y las deportaron a Eichmann, por órdenes de Hitler, para continuar con el exterminio que llevaba a cabo; ahí Berta, su hermana, murió, y su madre logró escapar a Suiza.

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Cuando la guerra terminó, Hess decidió  olvidarse de la abogacía, pues dijo que después de lo que había vivido, no habría forma de que fuera un "supervisor apropiado", por lo que no podría juzgar a todos aquellos nazis que lo encarcelaron, ni a aquellos que le ayudaron.

La decisión le costó quedarse sin un buen sueldo, pero otras puertas se abrieron. A Hess se le ofreció trabajar en  Ferrocarriles, donde de 1949 a 1955 fue el Presidente de la Autoridad Federal Alemana de Ferrocarriles en Frankfurt.

Su trabajo lo llevó a recibir la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania y una placa de honor en Frankfurt en 1970. En esa misma ciudad murió el 14 de septiembre de 1983.

Los otros judíos

De acuerdo con la publicación judía "Jewish Voice from Germany", que se emite cada trimestre, el caso de Ernst Hess es una muestra de que los "soldados" de Adolfo Hitler estaba dispuestos a obedecerlo en todo: matar o dejar vivir.

Además de Hess, se conoce el caso de Eduard Bloch, un judío que ejercía como médico de la familia del führer, quien personalmente atendió a la madre de Adolfo durante su enfermedad, por lo que logró la protección directa. En 1940 se mudó a  Estados Unidos, donde murió cinco años después por cáncer de estómago.

[Fuente]

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