Siempre me he preguntado cuál es la razón que lleva a los humanos a sacrificar principios, traicionar amigos del alma, abandonar la familia y convertirse en seres patéticos adictos al poder. La vida pública debe ser por definición un apostolado, una vocación para ayudar a los demás, un instrumento de servicio y nunca un fin en sí mismo. La manera como ha manejado la enfermedad el candidato del pasado habla claramente de una persona con niveles de adicción al poder tan altos que es capaz hasta de sacrificar su propia existencia.
La insistencia del ser supremo por ser el candidato eterno pone de manifiesto una debilidad institucional extrema al interior de la revolución. En ese partido no hay liderazgo alternativo y se anclan con un candidato enfermo y cansado. Personajes como el magnate del Furrial, el encapuchado transmutado en jefe del clan judicial rojo o el exreposero del Metro que anda por América gastando nuestros petródolares comprando lealtades más allá de nuestras fronteras, son tan cómodos, irresponsables, y cobardes que prefieren sacrificar al caudillo que dar la cara y contarse, comiéndose el cuento y haciéndoselo creer al pueblo de que el candidato está perfecto y que muy probablemente romperá el record de longevidad de Matusalén.
Vale preguntarse entonces que si está tan perfecto su estado de salud entonces por qué cada vez que encadena para mostrar los grandes avances de la revolución y aprovechar de hacer campaña aparece encaramado en cualquier aparato que lo libre de la penuria y el esfuerzo de caminar. Lo hemos visto en tractores, aviones que parecen de juguete y por supuesto en su carroza acolchada que cada vez más se asemeja al Papamóvil.
Una vez más nos ven la cara de imbéciles y nos caen a cuento de que el milagro se dio y aquella terrible enfermedad quedó en el olvido. Venezuela no merece seguir siendo engañada, es un abuso y una falta de respeto que se reciclen promesas para intentar manipular a los más débiles. Un candidato que no es capaz de ser siquiera candidato a tiempo completo, difícilmente pueda soportar la presión de la próxima presidencia, y eso es una oferta engañosa.
Los más allegados saben lo que se viene. Sin ir muy lejos, Diosdado conoce lo que significa enfrentarse a @hcapriles, ya éste le dio una pela en los momentos de mayor poder y dinero de la revolución. Él sabe mejor que nadie lo que ocurrirá el 7 de octubre y por ello monta al señor en la carroza a sabiendas de que hará el ridículo, mientras se prepara para capitanear lo que quede de esa fuerza a cambio de que se le permita vivir viviendo con todos los millones acumulados.
Como no hay propuesta clara ni seria, no les ha quedado otra que "endiosar" al candidato del pasado haciéndolo parecer una deidad montado en su carroza roja, lleno de amor y bondad y vendiéndonos lo que Lusinchi hizo en su momento, de que Chávez es como tú.
Bien dice el dicho popular, amor con hambre no dura, y mucha carroza y mucho corazón pero cero propuestas y planes que nos permitan vislumbra cómo en los próximos seis años no sólo se va a resolver lo que no se ha hecho en los últimos 14 sino cómo se avanzará en un camino de progreso para todos por igual.
Por Carlos Valero / @carlosvalero08