El Calabozo de la Libertad: "El discurso de Capriles" por @GustavoAzocarA - Lea Noticias

El Calabozo de la Libertad: «El discurso de Capriles» por @GustavoAzocarA

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Una de las cosas que más me gusta del discurso que Capriles Radonsky está llevando por todo el país es su brevedad. El candidato presidencial de la Unidad tiene una gran virtud: habla poco. Es concreto. Directo. Y, al contrario, del candidato del gobierno, no habla paja durante seis o siete horas seguidas.

En un país como el nuestro, hastiado y cansado de un Jefe de Estado que habla hasta por los codos, tener un candidato presidencial que hable muy poco, ya es ganancia. Los venezolanos ya estamos hasta la coronilla de tanto político hablador de gamelote. El tiempo de los “pico e plata” ya pasó.

En el libro Cerco Rojo a la Libertad de Expresión, el profesor Oscar Lucien, miembro de la ONG Ciudadanía Activa, recopiló unas estadísticas que provocan miedo y asombro: entre los años 1999 y 2010, el Presidente Hugo Chávez realizó 2.125 cadenas de radio y televisión. El hombre acumuló 1.464 horas hablando paja de la buena. Todo un récord mundial. El año en que más cadenas hizo fue en 2004, justo cuando se realizaba el Referendo Revocatorio. Fueron 375 cadenas, más de una por día.

Las estadísticas del profesor Lucien no incluyen los años 2011 y 2012, lo que muy probablemente hará que el récord mundial de Hugo Chávez, como el Presidente más hablador de pendejadas que ha tenido Venezuela, y quizás el mundo entero, continué en ascenso. Para contribuir con el Libro Guinnes, el CNE ya decidió, con el voto favorable de las Cuatro Rectoras pro oficialistas, que no hará nada para impedir que el candidato del gobierno siga haciendo uso y abuso de las cadenas de radio y Televisión, en una clara demostración de ventajismo político y de corrupción, en razón de estar utilizando bienes propiedad del Estado para su campaña electoral.

Contrariamente a lo que algunos piensan, creo que no es una debilidad tener un candidato como Capriles, que no habla mucho, sino todo lo contrario, es una gran fortaleza. El problema no es la extensión, sino la calidad del discurso. Un discurso corto, preciso, concreto, llano, sin adornos, que apunte directo al corazón de la gente puede surtir mucho mejor efecto que un discurso largo, aburrido, lleno de cuentos y promesas incumplidas en las que ya nadie cree.

El elector tendrá que escoger entre un candidato acostumbrado a hablar paja, a prometer vainas que nunca cumple, chabacano, mitómano, cuentero, grosero y amante de la mitología; y un candidato franco, sincero, directo, preciso y de pocas palabras, acostumbrado más a la acción que a las palabras. Para decirlo en buen latín: acta non verba. Acciones, no palabras. Chávez prefiere hablar. Capriles prefiere accionar. He ahí la gran diferencia.

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Si se me permite la sugerencia, creo que el discurso de Capriles debe incluir, cuanto antes mejor, un mensaje a los empleados públicos nacionales, es decir, a los hombres y mujeres que trabajan para organismos dependientes del Gobierno de Hugo Chávez. Me refiero a los empleados del Seniat, a los maestros y profesores adscritos al Ministerio de Educación, a los que trabajan en la Unefa, Universidad Bolivariana, Corpoelec, Pdvsa y en todos y cada uno de los ministerios y demás dependencias oficiales, incluyendo a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y sus diferentes componentes.

En cada una de esas instituciones hay gente que trabaja allí desde hace muchos años y que no está con Chávez. Hay quienes incluso, habiendo ingresado a la administración pública durante el gobierno de Chávez, no comparte una segunda reelección del primer mandatario nacional. Hay quienes se ponen la franela roja, el chaleco rojo, la gorra roja o la chaqueta roja, pero no están de acuerdo con este arroz con tamarindo que llaman Revolución.

Esa gente quiere oir el mensaje de Capriles. Quiere saber qué va a hacer Capriles con ellos. Ojo: esa gente no quiere que yo les diga que va a hacer el candidato de la Unidad con ellos. Lo que quieren es que él mismo se los diga. El PSUV amenaza, hostiga, atemoriza, asusta y amedrenta todos los días a ese funcionariado que no cree en Chávez, pero que trabaja en organismos que dependen de Chávez. Gracias al G2, el PSUV sabe meter miedo.

El discurso de Capriles, corto, directo, llano y sincero, debe tocar el corazón de esa gente. Chávez no le habla al corazón de esa gente. Chávez le habla al estómago de esa gente. Hay gente a la que se le convence si se le toca la mente. A otros se les convence si se les toca el estómago. Pero hay gente a la que sólo se le puede convencer si se le toca el corazón. Capriles debe apuntar a ese sitio.

Gustavo Azócar Alcalá

@GustavoAzocarA

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