Lo dicen sus propios dirigentes. HTC no volverá a ser la misma compañía, aquella que vendía teléfonos Android por millones y que gozaba de una reputación envidiable. La escasa innovación de sus nuevas creaciones y el deterioro de su imagen de marca han servido para hundir la compañía. A pesar de los esfuerzos por corregir sus errores durante el presente curso, no parece que la situación vaya a mejorar, al menos lo suficiente como para volver a ser una firma puntera en el mercado.
Cuesta creer que una compañía que tan bien se posicionó en el mercado de los smartphones, hasta el punto de codearse con fabricantes líderes a nivel mundial, haya perdido una posición tan privilegiada en cuestión de menos de un año. La caída libre experimentada ha afectado notablemente en los beneficios. Lo más preocupante en el seno de HTC es que no hay viso alguno de que la situación vaya a mejorar, sino todo lo contrario.
Modelos muy continuistas con diseños muy parecidos, numerosas presentaciones, pero escasa innovación y una política de actualización de los terminales muy discutible han sido algunos de los factores que han terminado por derribar de un plumazo todo aquello que HTC consiguió con una acertada primera generación de smartphones Android. Los últimos fracasos a nivel de ventas fueron la familia HTC Sensation y HTC EVO 3D, entre otros, modelos que han sido incapaces de frenar el fuerte crecimiento experimentado por Apple con su iPhone 4S o la exitosa línea de terminales Samsung Galaxy. Fue cuando los resultados económicos seguían en decadencia – el último balance indica un descenso de los beneficios de un 70%- cuando los altos cargos de la taiwanesa empezaron a tomar decisiones.
La respuesta para levantar esta situación fue la creación de la nueva gama de smartphones HTC One, de la cual destacarían por encima de todos los HTC One X y HTC One S. Sin embargo, el trabajo de los taiwaneses no ha sido el esperado, al menos si valoramos la fría acogida de estos modelos durante sus primeras semanas a la venta en Europa. No es para menos si analizamos los problemas detectados en sus carcasas y pantallas, entre otros. Según el analista James Faucette de Pacific Crest, el lanzamiento comercial de los dos más destacados HTC One no ha servido para reactivar las ventas, que habrían sido mucho más discretas de lo esperado en un primer momento. La decepción en HTC habría sido mayúscula pues en esta ocasión ha invertido grandes sumas de dinero en publicidad. Según el propio CEO de HTC, las ventas han descendido por los resultados conseguidos en EEUU, que suponen cerca del 50% de beneficios de la compañía. Uno de los motivos, además de los anteriormente enumerados, habría sido el apabullante éxito de Apple con su iPhone 4S, el cual en EEUU causa sensación.