Es lamentable reflexionar sobre el paso inexorable del tiempo, es triste observar impávidos como el reloj prosigue en su eterno caminar y con ello se lleva bondades de la vida, fuerzas trascendentales, y esperanzas del alma, es curioso ver pasar delante de nosotros a seres ejemplares que con su humilde proceder dejaron huellas de sacrificio, honradez y gallardía en nuestro país, es asombroso palpar como aquellas personas que han sido iconos de la vida social de la nación, que vivieron para y por Venezuela, van sucumbiendo ante la mirada rígida del destino, mientras su cuerpo débil se desploma dejando un gran legado de ejemplos que están a la disposición de aquellos que quieran seguir sus pasos.
Nos han dejado grandes pro-hombres de la democracia cristiana venezolana, le tuvimos que decir adiós a los ex presidentes Luis Herrera Campins y Rafael Caldera, cada uno a su estilo y visión dejaron detrás de sí un comportamiento intachable, una obra de gobierno innegable y una solidez de espíritu sólo digna de aquellas individualidades que nacieron para dejar recuerdos imperturbables. Además de ellos, seres éticos con un alto sentido de la moralidad, hemos visto desaparecer en la lontananza de la existencia a hombres que también fueron aliciente intelectual de esa venezolanidad que aún no ha encontrado la cúspide de su máxima gloria, personas como Hilarión Cardozo, Rafael Andrés Montes de Oca “Pepi”, Arístides Beaujón, y tantos otros que marcaron historia patria con sus yerros y sus aciertos.
El partido Copei ha sido, y estoy convencido que seguirá siendo, una gran escuela de formación política, de desarrollo del alma y una universidad forjadora de espíritus vivos que amando a su tierra son capaces de estructurar caminos para la consolidación de la Justicia Social para una Venezuela Mejor. Estos líderes políticos que nos han abandonado en los últimos tiempos sólo han sido la vanguardia de decenas de políticos éticos que han luchado sin la menor reserva por la instauración de una república verdaderamente justa y popular, donde la ciudadanía sea protagonista indiscutible de su propio porvenir.
Estos demócratas-humanistas que formaron batallones de dirigentes con elevadísima moral, que dejaron una muestra palpable y reconocible de que sí se puede realizar una vida política casada, enamorada y entregada con la ética, con la paz ciudadana y con el deber ser, son prototipos de lo que debiera ser nuestro comportamiento.
Venezuela entera le dice Adiós a estos líderes morales, pero sobre todo los militantes, dirigentes de Copei y todos aquellos que nos hacemos llamar, con pecho hinchado y ojos vibrantes, demócratas cristianos le agradecemos a estos líderes honorables, a estos decentes fundadores de la libertad venezolana, su entrega y dedicación por la república que hoy los socialcristianos del presente debemos defender con la misma pasión con que aquellos partearon la democracia.
Por: José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano