La temida celulitis es una patología crónica del tejido subcutáneo, o dicho de otro modo, es una predisposición personal, acentuada por distintos factores, a padecer una congestión edematosa e inflamatoria del tejido graso subcutáneo y la dermis profunda, lo que se traduce en un aumento localizado de grasa y los antiestéticos hoyuelos debidos a la formación de tabiques fibróticos ocasionados por la inflamación mantenida.
Más del 85% de las mujeres en todo el mundo padecen este trastorno, especialmente en zonas como: el abdomen, caderas, muslos, brazos y espalda. Este mal afecta tanto a mujeres delgadas como aquellas que tienen exceso de peso.
¿Cuándo se inicia?
Con la primera menstruación se produce una desinhibición de la hormona gonadotropina, iniciándose la secreción de estrógenos por el ovario.
Las fluctuaciones de los niveles hormonales pueden provocar cambios en la adecuación del aporte sanguíneo en determinadas áreas. Cuando un área ve comprometida su microcirculación sanguínea (para el correcto aporte de nutrientes y oxígeno al tejido) y su circulación linfática (vía de desecho de productos metabólicos), se produce un "bloqueo", lo que conllevará un aumento de volumen y piel de naranja.
¿Cómo prevenirla?
Existen cuatro principios básicos para su prevención y control:
1. Controlar el peso: evita fluctuaciones importantes llevando una dieta saludable y ordenada, limitando el consumo de grasas saturadas y alimentos de alto índice glucémico como las patatas, el pan blanco y el azúcar.
2. Evitar el bloqueo de determinadas áreas conflictivas: utiliza prendas de vestir que no impidan la correcta circulación sanguínea, sin comprimir en exceso.
3. Estimular la microcirculación sanguínea con ejercicio aeróbico suave: no te engañes, para combatir la celulitis hay que moverse, siendo ideal complementar la actividad física con drenajes linfáticos, tonificación con activos estimulantes circulatorios…
4. Adiós a los tóxicos: elimina sustancias tóxicas como el tabaco y la cafeína, por el contrario, aumenta el consumo de alimentos ricos en sustancias depurativas como las que contienen las frutas y verduras.