Parásitos que manipulan la mente se reproducen en los gatos

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Millones de personas podrían estar infectadas de un misterioso parásito, el T. gondii, que se reproduce en los gatos y que manipula las mentes de sus víctimas hasta el punto de llevarlos a la locura o a la muerte

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Suena como una paranoica teoría conspiratoria digna de la más perturbadora ciencia ficción. Pero es posible que tu querida mascota te este llevando sutil y paulatinamente a la locura, hackeando indirectamente tu cerebro hacia tu destrucción. La revolución de los gatos tóxicos… Esto es lo que el biólogo Jaroslav Flegr ha investigado en los  años recientes, y aunque en un inicio su teoría fue vista como un signo inconfundible de locura, actualmente científicos reconocidos consideran que su trabajo podría tener validez científica (el caso es fascinante e irresoluble, ya que el mismo Flegr dice padecer esta forma de locura producida por parásitos traspasados por los gatos, creando una especie de loop de disonancia cognitiva).

Desde el principio de los 90, Flegr empezó a sospechar que un parásito unicelular llamado Toxoplasma gondii estaba manipulando su personalidad, haciendo que se comportara de manera extraña y autodestructiva. Este parásito es excretado por los gatos en sus heces fecales y es el microbio que causa la toxoplasmosis. Desde 1920 los doctores han detectado que las mujeres embarazadas que entran en contacto con el excremento de los gatos –generalmente limpiando sus cajas de arena– pueden transmitir esta enfermedad a los fetos, en algunos casos provocando daño cerebral e incluso la muerte. Personas con baja inmunidad pueden padecer demencia al entrar en contacto con el T. gondii; pero hasta hace poco se creía que las personas sanas solamente exhibían a lo mucho síndromes similares a los de la gripa antes de combatir a este protozoo, el cual después yace inerte en sus neuronas.

La teoría de Flegr sostiene que los parásitos se mantienen latentes, alterando nuestras neuroconexiones, nuestra respuesta a las situaciones de pánico, nuestra confianza en los demás y hasta nuestra preferencia por ciertos aromas.  Esto lentamente lleva, según Flegr, a extremos como el suicidio, la esquizofrenia o accidentes automovilísticos. “La Toxoplasmosis podría matar más personas que la malaria, o al menos un millón al año”, dice Flegr.

imagePese a lo aterrador y bizarro de su  teoría, investigadores tan reconocidos como el neurocientífico de Stanford Robert Sapolsky sostienen que Flegr podría estar al borde de algo importante. “Sus estudios están bien realizados, no veo razón por la cual dudar de ellos”, dice Spolsky. En su laboratorio de Stanford, Sapolsky ha observado como el T. gondii puede hacer que la aversión innata de una rata a un gato se convierta en atracción, llevándolas directamente a las garras de su predador No.1. Este organismo además reprograma las partes del cerebro asociadas con emociones primarias como el miedo, la ansiedad y la excitación sexual.

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Flegr considera que la razón por la cual su teoría ha tenido tan poca aceptación es que atenta contra nuestra preconcepción de que somos seres libres de manipulaciones externas. “Existe una profunda resistencia psicológica a la posibilidad de que el comportamiento humano puede ser influido por un estúpido parásito. A nadie le gusta sentirse como una marioneta”.

Sapolsky apunta que podrían existir muchos otros organismos capaces de alterar nuestra neurobiología de manera similar al T. gondii. Parásitos de los cuales no tenemos ni siquiera noción de que existen y que mueven los hilos del reino animal.

Tal es el caso de Polysphincta gutfreundi, un insecto parásito que adhiere un pequeño huevo al vientre de las arañas tejedoras de orbes. De este huevo se forma una larva similar a un gusano, la cual desprende unos químicos que hacen que la araña deje de tejer su tela espiral tradicional y en cambio forme un patrón especial con su tela de seda para que en ella madure la larva. La araña poseída incluso teje un diseño que permite al capullo de la larva camuflarse y mantenerse a salvo de sus predadores.

Científicos de la Universidad de Colorado State, por otro lado, han realizado una investigación que parece mostrar que el virus de la gripe manipula a las personas infectadas, generalmente poco antes de que se manfiesten los síntomas, a buscar contacto físico para de esta forma propagarse.

En el caso del T. gondii la manipulación mental está orientada a regresar al vientre de un gato, el único lugar donde se puede reproducir. Una de las formas en las que logra esto es haciendo que los roedores machos infectados por toxoplasma consideren afrodisiaco la orina de los gatos –encendiendo las mismas regiones cerebrales en la rata que cuando percibe a una hembra en celo. El buscar la orina de los gatos en un rapto toxoerótico hace que las ratas sean presa fácil de los gatos y de esta forma el parásito llega al vientre fértil de estos felinos. De manera un tanto aterradora, la toxoplasmosis se transmite vía sexual en las ratas: hasta el 60% de las crías se infectan. Se ha descubierto, también, que en el caso de las ratas, aquellas que han sido infectadas son más atractivas para las hembras.

¿Se transmite el T. gondii vía sexual en humanos? No se tiene información concluyente en este sentido, pero se sabe que los hombres infectados, como las ratas, reaccionan de manera favorable a la orina de gato –las mujeres infectadas, en cambio, rehuyen el olor aún más que las mujeres no infectadas. Flegr cree que la orina de gato podría ser un afrodisiaco para los hombres, aunque en este caso se necesitarían tigres para regresar cabalmente al T.gondii al vientre felino.

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Existen interesantes diferencias en cómo afecta esta infección a los hombres y a las mujeres. Flegr ha conducido numeroso estudios en la República Checa, donde calcula que entre el 30 y 40% de las personas está infectada; en Estados Unidos el promedio es entre 10 y 20% y en Francia hasta el 50% podría padecer esta infección.

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Sus datos sugieren que los hombres infectados tienen niveles de testosterona más altos: lo cual explica que las mujeres a las que se les mostró fotos de estos hombres los evaluaron como más masculinos que aquellos que no habían sido infectados, lo cual podría ser un indicador de atracción sexual (así que aunque este parásito te puede llevar  a la locura, al menos te hace más atractivo para las mujeres y te hace perder el miedo, lo cual podría ser una gran combinación).

Los hombres infectados mostraron una tendencia a vestirse con mayor desparpajo (como es el caso del estilo de Flegr) y a cuidar menos su apariencia;  las mujeres infectadas mostraron una meticulosa fijación por arreglarse, muchas de las estudiadas marcaron una clara prefrencia por ropa de diseñadores. Los hombres infectados reflejaron una tendencia a tener menos amigos; lo opuesto ocurrió con las mujeres infectadas. Muchas de las personas infectadas exhibieron una tendencia a la intrepidez y a perder el miedo en situaciones que generalmente se consideran como atemorizantes (Flegr, por ejemplo, se descubrió a sí mismo cruzando las calles sin detenerse a ver si venían automóviles).( Y aquí es donde hacemos una pausa para que el lector identifique los síntomas y empiece a sentir la paranoia de que probablemente haya sido infectado por este sagaz parásito).

La diferencia entre los comportamientos según el género es explicada por Flegr como una manifestación distinta del mismo síntoma: las mujeres que se encuentran en un estado de ansiedad generalmente buscan solaz en otras personas, socializando como mecanismo de defensa; los hombres ansiosos, típicamente se retraen.

Otra característica en común fue que las personas infectadas tiene un alto índice de accidentes automvolísticos…

Si lo que has leído te tiene en un estado de ansiedad — uno de los síntomas de esta misteriosa y secretamente esclavizante infección–mirando a tu amado minino con una mezcla de ternura y pavor, al menos tenemos una buena noticia para ti. Flegr no recomienda que te deshagas de tu gato. Los gatos domésticos no significan una amenaza, ya que generalmente no llevan consigo este parásito. Son los gatos ferales (los gatos que deambulan fuera de casa) los que transmiten este parásito, típicamente solo tres semanas de su vida, cuando son jóvenes y han estado cazando. En este breve periodo, Flegr recomienda que se lleve a cabo una profunda limpieza de la casa (en su caso tiene dos gatos que andan libremente y dos hijos pequeños). Más importante aún es desinfectar los vegetales, evitar beber agua que no ha sido purificada y comer carne muy que pueda tener quistes. El mismo Flegr considera que los beneficios que traen consigo los gatos a un hogar sobrepasan en mucho los riesgos que significan.

Aunque millones de personas están infectadas, en la mayoría los efectos del toxoplasma son menores y no llegan a afectarles al punto de que virtualmente sean poseídas por un extraño invasor. Sin embargo, el caso de T. gondii –y todos los otros parásitos y virus que desconocemos y que pueden estar copulando con nuestra mente– nos hace reflexionar sobre quién, en realidad, está moviendo los hilos y tejiendo esta trama.

(Todo lo cual explica por qué el meme de los gatos se ha esparcido tanto en Internet, haciendo que muchas personas se pregunten si los gatos son los verdaderos dueños de la Web. Seguramente es el T. gondii manipulándonos a querer cada vez más a estos pequeños felinos, incluso a amar su orina, y convertirnos en instrumentos de su plan de conquista planetaria).

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Y aquellos que creen en conspiraciones de dimensiones astronómicas –reptiles del espacio o entidades demoniacas– quizás mostrarían mayor discernimiento al virar la mirada hacia el mundo microscópico, hacia dentro de sus células: donde tal vez pululen los verdaderos amos del universo.

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