Tras dos años donde nuestra vida y, por ende, nuestro vocabulario, estuvieron impregnados de todo lo que tenía que ver con la pandemia, parece que por ahora tenemos un respiro del coronavirus. Pero la actualidad manda y en 2022 estuvo marcada por la crisis energética… Y así se reflejó en nuestro modo de hablar. Asi lo destaca bbc.com:
Hay expresiones que ya son parte de nuestro día a día, aparezcan o no de modo formal en el diccionario. Por eso, no es de extrañar que «topar» y su antónimo «destopar» hayan sido elegidos como «palabros» del año por la revista puntoycoma.
Esta publicación, que es el boletín de los traductores españoles de las instituciones de la Unión Europea, celebra desde 2012 el concurso «El palabro del año», cuyos requisitos es que sea una palabra mal dicha o estrambótica y que, a la vez, tenga un uso reiterativo en los medios de comunicación, la política o la administración.
Y ustedes dirán que «topar» está en el diccionario. Cierto, pero no con el significado que adquirió este año, el de «poner y quitar topes» al precio del gas o del petróleo, al consumo energético o a la factura de la electricidad.
Por ser «un palabro de innegable actualidad política y social debido a los eternos debates acerca de los precios de la energía y a la consecuente presencia de estos asuntos en los medios», la Redacción de la revista la escogió.
Topar, destopar, destope
Fue tanto su uso que la Fundéu (Fundación del Español Urgente) lanzó en octubre una recomendación diciendo que los verbos topar/destopar, así como el sustantivo destope «son válidos en el ámbito económico para referirse respectivamente a la acción de poner un tope y a la acción y el efecto de quitar el límite o techo que se venía aplicando».
Dice la Fundación que la voz destopar puede explicarse como una creación a partir de destope, que derivaría a su vez de tope (empleado en expresiones como tope salarial o tope presupuestario) o también es posible que se haya formado partiendo de topar.
En la revista puntoycoma destacan que el sustantivo «tope» es un posible calco semántico del inglés «cap» y que ha sido propuesto por numerosos lectores. Refieren que, aunque es algo aceptado por la Fundéu, su uso como verbo transitivo en el contexto mencionado «resulta aún chirriante para muchos hablantes».
Las otras candidatas del año
Los lectores de la revista puntoycoma enviaron muchas propuestas para palabro del año relacionadas con la crisis energética y el consecuente aumento del costo de la vida.
Algunas no son tan nuevas,coworking. Pero se ha hecho tan acuciante la necesidad de ahorrar que las palabras, tanto las que usamos en nuestro día a día como la enviadas por los lectores se hicieron notar.
Ya no solo se comparten espacios de trabajo, ahora se hace co-living , más recientemente, co-housing o vivienda colaborativa, un concepto en auge que habla de conjuntos residenciales en los que se combinan, por un lado, los hogares independientes y, por otro lado, los espacios y servicios como la cocina, el comedor o las zonas verdes, una opción que permite usar mejor los recursos energéticos.
En esa misma línea de ahorro apareció entre la lista el palabro prosumidores, es decir, la gente que no solo consume energías renovables, sino que también las produce.
Como recogen en la revista, las reacciones lingüísticas y sociales ligadas a la crisis energética «se derivan, en gran medida, del conflicto armado entre Rusia y Ucrania, que sigue, por desgracia, acaparando portadas de nuestros periódicos y afectando a la vida de miles y miles de familias».
Y en esta línea, los lectores enviaron como candidatas las palabras o expresiones Occidente colectivo, operaciones militares especiales, drones kamikaze o corredores humanitarios.
Otro apartado importante de la lista lo ocuparon las candidatas que tienen que ver con las relaciones sociales.
Cultura de la cancelación fue una de las expresiones candidatas, que proviene del inglés «cancel culture» y consiste en retirar el apoyo a alguien por haber hecho algo ofensivo o cuestionable.
Y, dado que en buena parte del mundo se fue superando la pandemia y, por lo tanto, las medidas de distancia social, parece que retoamos con más ganas el coquetear con otros, en persona y en redes sociales, lo que propició la aparición de nuevos palabros para denominar a algunos fenómenos, la mayoría de ellos, anglicismos.
Una de estas es ghosting, que hace referencia a romper una relación de un momento a otro, sin comunicarlo. No tiene por qué ser una relación seria, también se vale que sea una charla por Tinder.
En esta misma línea está caspering, la técnica de alguien que te va dando largas y no termina de quedar contigo; la persona que te hace cushioning, es decir, que puede que tenga pareja pero, además, tiene varios almohadones (cushions): gente con la que flirtear de cuando en cuando de modo que sirven de resplado si la relación principal se rompe.
Orbiting, como técnica donde alguien no te habla, pero te «ronda», te da vueltas en redes sociales y le da like a todas tus cosas, también apareció como palabro candidato. Y, en esta línea también, el breadcrumbing, que viene de breadcrum, migas de pan, y consiste en ir dejando un rastro de migajas (emocionales) para que alguien te siga… Pero sin concretar nada.
Las ganadoras de ediciones anteriores
El año pasado la ganadora fue una palabra relacionada con la pandemia: vacunódromo, el espacio de grandes dimensiones destinado a la administración masiva de vacunas.
En 2020 la «palabra extraña» también fue un reflejo de la pandemia y sus consecuencias; zoompleaños, una «divertida combinación entre la palabra «cumpleaños» y el nombre de una de las plataformas de comunicación virtual más utilizadas para mantener el contacto con los nuestros».
El ganador de la primera edición de este concurso, en 2012, fue austericio, usado «para designar la muerte por austeridad; excesiva, se entiende».
En 2018 ganó viejenial, «una persona mayor que quiere parecer un millenial y en 2017 la aplastante ganadora fue fake news, noticias falsas, que obtuvo el podio no solo en este concurso, también para el diccionario de Oxford, que la reseñó como la palabra del año.