El Gobierno tiene la intención de seguir planteando más prórrogas del estado de alarma, hasta tres, hasta los últimos días del mes de junio. Ello implicaría seis semanas más en esta situación. La principal preocupación del Gobierno es que, una vez comprobado que el confinamiento funciona, se produzca un segundo brote de contagios que obligue al Ejecutivo central a tener que dar marcha atrás en alguna fase y en algún territorio, algo que consideran que sería difícil de justificar ante los españoles (el 8-M sigue pesando). Con estas circunstancias lo que va a buscar ahora Moncloa son «espacios de diálogo» para conseguir las mayorías parlamentarias necesarias para sacar adelante estos decretos.
Sánchez y su equipo de desescalada lo tienen claro. Van a plantear los estados de alarma que sean necesarios para controlar el virus. El horizonte está puesto en los citados hasta tres decretos más, hasta el domingo 21 de junio, al menos. El Moncloa consideran que la situación de excepcionalidad es la herramienta básica para controlar la movilidad entre provincias, que es ahora uno de los mayores riesgos de contagios a medida que las autonomías vayan avanzando en las fases.
El Gobierno considera, además, que las estadísticas invitan a ser prudentes. Madrid sigue teniendo un elevado número de contagios, lo mismo que algunas zonas de Cataluña. Existe en ambos territorios una diferencia sustancial respecto a las cifras de otros como Andalucía, los dos archipiélagos o el norte peninsular, donde se avanzará antes. Ese será, explican desde el Ejecutivo, el momento de la verdad: cuando se permitan los desplazamientos entre provincias porque la epidemia haya remitido. Esta situación está prevista para la fase 3.
Estas son las recomendaciones sanitarias, que son las que van a primar a la hora de tomar las decisiones. Este fin de semana se espera comunicar a las autonomías, de hecho, cuáles avanzan a fase 1 y cuáles se quedan en la actual. Ahora lo que pretende Moncloa es adecuar esta circunstancia al planteamiento político y comenzar a buscar los apoyos necesarios para aprobar los decretos bisemanales. ¿Por qué el Gobierno quiere una mayoría absoluta en estas votaciones? Habla una fuente del Gobierno: «Son medidas que necesitan una mayoría política y social, quedaría feo no aprobarlas con más de la mitad del Congreso a favor».
Buscando esas mayorías el Gobierno prepara un cambio de estrategia. Lo llaman «cogobernanza» y pasa por «crear espacios de diálogo» con la oposición y con las comunidades autónomas. De Quim Torra a Alberto Núñez Feijóo o Isabel Díaz Ayuso. Moncloa ve la necesidad de «llamar y consensuar» la toma de decisiones y ya anticipan que lo harán en próximas ocasiones. Dicen, en definitiva, que los grupos parlamentarios y los presidentes autonómicos no se enterarán de las medidas anunciadas por Sánchez en sus ruedas de prensa de los fines de semana. Es hora de hacer «política», dicen en el Ejecutivo central, que es precisamente lo que les reclamó Rufián.