Estados Unidos ha urgido a la Unión Europea y a España, a quien concede «un papel específico» en la resolución de la crisis venezolana, a aumentar la «presión» sobre el Gobierno de Nicolás Maduro, a través de las sanciones y del reconocimiento como auténticos embajadores de los representantes enviados por el autoproclamado «presidente encargado», Juan Guaidó.
«Sabemos que Maduro va a caer, eso está claro para Estados Unidos, la cuestión es cuándo», ha dicho la subsecretaria del Departamento de Estado norteamericano para Cuba y Venezuela, Carrie L. Filipetti, en un foro organizado este miércoles en Madrid por la Cámara de Comercio estadounidense en España.
Filipetti ha querido dejar claro que «Estados Unidos apoya una solución pacífica» como la que se ha planteado a raíz de los contactos iniciados el pasado mes de mayo en Oslo entre el Gobierno y la oposición con miras a emprender un nuevo diálogo para pactar una solución a la crisis política en Venezuela.
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Sin embargo, ha reconocido que Washington es «escéptico» con Oslo debido al historial de negociaciones entre el Gobierno y la oposición, que arroja tres fracasos en seis años, porque -según ha denunciado Filipetti- Maduro las usa «para socavar el proceso democrático».
Para garantizar que esta vez el diálogo político culmina con éxito, la responsable estadounidense para Cuba y Venezuela ha propuesto dotarlo de cuatro «herramientas básicas».
Así, ha instado a «trabajar con los representantes de Guaidó como el Gobierno legítimo de Venezuela», esto es, «que les demos las credenciales, que los sentemos en las embajadas y residencias (oficiales), que les demos participación en las instituciones».
Filipetti ha mencionado expresamente a los ‘embajadores’ designados por Guaidó para España, Antonio Ecarri, y Europa Oriental, William Dávila, que también han participado en el coloquio de AmChamSpain.
«Hago un llamamiento al reconocimiento porque, excepto Estados Unidos y algunos países de América Latina, el resto de países no reconocen como cargo oficial a los embajadores de Guaidó», ha reclamado Dávila.
A este respecto, ha explicado que «uno de los problemas» derivados de la falta de reconocimiento como auténticos embajadores es que no tienen acceso a la información sobre los activos con los que cuenta Venezuela en el país de destino. «Cuando me encargue de la Embajada que me toca en Viena, me tendré que llevar a un exorcista», ha bromeado.
En la misma línea se ha pronunciado el ex presidente boliviano Jorge Quiroga. «Se ha reconocido al Gobierno de Guaidó pero ¿dónde está la foto de Ecarri en la Cancillería (Ministerio de Exteriores)?», ha planteado.
Más sanciones
Como segunda herramienta, Filipetti ha defendido la necesidad de aumentar la «presión» sobre Maduro y los suyos mediante nuevas sanciones. La representante norteamericana ha recalcado que «funcionan», sugiriendo que sin ellas la vía de Oslo no se habría abierto.
En este sentido, ha reprochado a la Unión Europea que, mientras Estados Unidos ha dictado «cientos» de medidas punitivas contra la cúpula ‘chavista’, el bloque comunitario «solo» ha aprobado 18. «Hay mucho trabajo que hacer y urgimos a nuestros aliados a hacerlo», ha pedido.
Asimismo, ha abogado por expulsar de Venezuela a los agentes cubanos que forman parte del círculo político y militar más próximo a Maduro y que, conforme a la versión estadounidense, frenaron la ‘Operación Libertad’ el pasado 30 de abril.
Por último, ha considerado que «Maduro tiene que irse antes de que se celebren nuevas elecciones». Filipetti ha esgrimido que bajo su Gobierno «no ha habido nada parecido a unas elecciones libres y justas».
El ‘papel específico’ de España
La subsecretaria estadounidense se ha mostrado convencida de que «esta es la forma más rápida y segura» de «dar una verdadera oportunidad de éxito» a las conversaciones en la capital noruega y «acabar con el sufrimiento del pueblo venezolano».
«Tenemos la obligación de no seguir esperando, sino de actuar», ha sostenido. En concreto, ha considerado que «España tiene un claro mandato para liderar» la solución a la crisis venezolana por su especial relación con el país iberoamericano. «España es un actor clave» y Estados Unidos le concede «un papel específico para facilitar la transición» democrática en Venezuela, ha recalcado.
Filpetti ha incidido así en lo expresado horas antes en el mismo evento por el embajador estadounidense en Madrid, Richard Duke Buchan III, que ha emplazado a España a hacer valer su posición de «liderazgo» dentro de la UE sobre Venezuela para endurecer las sanciones contra Maduro y su entorno.
«La UE está mirando a España», ha declarado el jefe de la misión norteamericana en Madrid, reclamando un «frente unido» que, para Estados Unidos, pasa por sancionar directamente a funcionarios ‘chavistas’ y cortar el grifo financiero al Gobierno de Maduro.
El ex presidente boliviano también ha exhortado a la comunidad internacional, ahora «dividida», en una especie de «ensalada» con el Grupo de Lima, el Grupo de Contacto y Oslo, a «hacer un solo grupo internacional para rescatar la democracia y la libertad en Venezuela».
‘Colapso económico’
Por su parte, Ecarri ha hecho un llamamiento concreto a los empresarios españoles, «sobre todo al sector privado», para que apoyen a Venezuela en un futuro que ve con «optimismo» si se logra desahuciar a Maduro de Miraflores.
«El presente es de un gran pesimismo, pero el futuro es de mucho optimismo porque, afortunadamente, desde el punto de vista político la fuerza de la oposición está en torno a Guaidó y hemos creado por consenso un plan de desarrollo para Venezuela», ha señalado.
Para revertir lo que ha denominado un «colapso económico», que en cinco años se ha traducido en un 50 por ciento menos del PIB, la oposición venezolana ha diseñado una ‘hoja de ruta’ que, según ha expuesto José Manuel Puente, economista del IESA, pasa por recabar ayuda financiera, reestructurar la deuda, reducir la inflación y revitalizar la industria, especialmente la petrolera, entre otras medidas urgentes.
«No hay que inventar el agua tibia, puedes aprender de lo que se ha hecho en el resto de América Latina, pero una cosa está clara: sin un cambio político no habrá cambio económico», ha sentenciado Puente.