Las decapitaciones tuvieron lugar ayer por la tarde en el distrito de Achin, considerado el bastión de la formación en el país y donde hace meses surgieron una serie de disputas entre facciones que todavía continúan, dijo el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.
“Algunos de ellos ya han comenzado a matarse unos a otros”, detalló la fuente.
El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri, confirmó la decapitación de los yihadistas y achacó los problemas internos de la formación a la creciente presión interpuesta por las fuerzas de seguridad con sus operaciones en la zona.
“No tienen bases permanentes en las aldeas y han huido a las montañas vecinas, desde donde lanzan a veces sus ataques de guerrillas y vuelven a huir”, explicó Waziri.
Según apuntó, el número de yihadistas del EI presentes en Nangarhar se ha reducido de varios miles a apenas medio millar con las continuas ofensivas aéreas y terrestres de las tropas afganas e internacionales.
El Estado Islámico irrumpió en Afganistán en 2015 en diferentes puntos del país y creó su principal bastión en Nangarhar, fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.
Desde entonces y, aunque las autoridades han afirmado en diversas ocasiones que han reducido su presencia a unas pocas zonas remotas, la formación yihadista ha reclamado algunos de los atentados más sangrientos en el país.
EFE