Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Así fue llamado a quien años después le fue concedido el título honorífico de Libertador. Se acaban de conmemorar 234 años de su nacimiento en la ciudad de Caracas, la misma que hoy cumple 450 años de fundada, muy golpeada y fracturada.
La ciudad de Santiago de León de Caracas, que serviría de cuna para el nacimiento del niño Simón, fue fundada por el capitán español Diego de Losada, aunque según hechos históricos, previamente los españoles ya habían intentado colonizarla dos veces: el primer intento fue en 1560 con Francisco Fajardo al frente, quien era hijo de un general español y una indígena de la isla de Margarita; y la segunda oportunidad, ocurrió un año después en 1561 con Juan Rodríguez Suárez, quien pretendió refundar el poblado. En ambas ocasiones los europeos fracasaron, hasta que se concretó la fundación el 25 de julio de 1567.
Caracas, Simón Bolívar y la historia en pleno desarrollo. Esta semana definitivamente será crucial para nuestro país. Tras casi 20 años de control y visión de estado, el actual modelo nos demuestra solo fracasos: lejos de aportar mejores condiciones para los ciudadanos ha traído miseria, pobreza, deudas y, en los últimos meses, muerte y prisión para aquellos que piensan distinto a quienes pretenden controlarlo todo. Así es el régimen oficialista, el régimen madurista que pretende perpetuarse en el poder mediante una elección viciada desde todo punto de vista.
Muchos aún, con todas las alarmas encendidas, dudan de que el proceso sea fraudulento, por tal razón nos vemos en la obligación de explicar una vez más las razones que la hacen inconstitucional.
La Constitución de 1999 establece en su artículo 347 lo siguiente: “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder [el pueblo], puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente…”.
Al contrario de lo que señala la norma, quien ejerce la Presidencia de la República en Venezuela, violentando el texto constitucional, anunció el 1º de mayo de 2017 “la convocatoria al poder constituyente originario para ganar la paz y vencer el golpe de Estado”, entre otras cosas.
Según Nicolás Maduro, en sus “atribuciones presidenciales como jefe de Estado y constitucionales de acuerdo al artículo 347, están las de convocar el poder constituyente originario para que la clase obrera en un proceso llame a una Asamblea Nacional Constituyente”. Nada más alejado de la realidad y por tal motivo la propuesta es errada, inconstitucional y fraudulenta.
En Venezuela, el Presidente de la República NO puede convocar una Asamblea Constituyente, pues conforme al texto del artículo 347 de la Constitución antes citado, quien puede convocar una Asamblea Constituyente es el pueblo exclusivamente, único que detenta el poder constituyente originario y dicha acción pasa obligatoriamente por un proceso electoral consultivo que no se realizó.
Conjuntamente a lo antes explicado, tenemos la actuación fuera de todo marco jurídico y con una velocidad inusitada de un CNE sin credibilidad, que acompaña al Ejecutivo en uno de los fraudes más grandes de la época contemporánea en nuestro país.
Aunado a todo esto se encuentra la situación de choque entre los ya existentes Tribunales Supremos de Justicia. Sí, así en plural porque son dos. Al respecto, no se tiene mucho que explicar, pues los magistrados juramentados por la Asamblea Nacional cumplen con todos los requisitos legales. Entrar en otros detalles es alargar una discusión sin sentido.
El mundo está atento a lo que sucede en Venezuela, cosa que no ocurría años atrás, quizás porque la estabilidad de la zona depende mucho de lo que aquí suceda y los países cercanos se ven afectados. Los hechos que prácticamente ocurren a diario hacen que estemos en las portadas de los periódicos de todo el mundo como ocurrió recientemente en el New York Times, por nombrar a alguno y, las responsabilidades de quienes han cometido tantos actos también ameritan la atención mundial, entes independientes, organizaciones no gubernamentales ya documentan todo y con seguridad dichas acciones no quedarán impunes.
Volviendo al tema constituyente, y con ocasión de la reciente conmemoración del nacimiento de El Libertador, es propicio señalar que en el discurso pronunciado por Simón Bolívar en febrero de 1819, en la entonces provincia de Guayana, con motivo de la instalación del segundo Congreso Constituyente de la República de Venezuela en San Tomé de Angostura (hoy Ciudad Bolívar), como jefe de Estado se dirigió a los congresistas del país no sólo para expresar su opinión sobre lo que debía ser el proyecto constitucional a sancionarse, sino también para ofrecer una profunda reflexión sobre la situación que vivía Venezuela a fines de 1818 y comienzos de 1819.
En el discurso pronunciado ante el Congreso de Angostura, El Libertador analizó de manera profunda la realidad de su tiempo, señalando la conveniencia de que las instituciones que surgieran en América a raíz de la Independencia, debían responder a las necesidades y posibilidades de las sociedades, sin copiar modelos de tierras extrañas.
Hoy, a 198 años del referido discurso, no tenemos duda en afirmar que nos encontramos en circunstancias que preocuparían muchísimo al Padre de la Patria, quien no en vano dijo “…Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía…”.
Si Bolívar estuviese vivo, tal vez desde hace algún tiempo habría emprendido una Campaña Admirable para desterrar este modelo que solo se ha sostenido en el tiempo por el triple yugo de la ignorancia, la tiranía y el vicio. Esto me lleva a decir con firmeza que nos encontramos en nuestra lucha por un mejor futuro, en compañía y bajo la mirada de El Libertador. Así de simple y sencillo.
Reinaldo Aguilera: // @raguilera68