La inseguridad está desbordada en Venezuela. No es ningún secreto. Y en líneas generales la población tiene la idea de que los motorizados (personas que van en motos) están involucrados con los robos y los asesinatos. Sin embargo, este relato te puede sorprender.
A través de Facebook se publicó un mensaje donde relata un hecho anormal. Donde un par de motorizados ayudaban a una persona recién robada y le devolvían sus pertenencias. ¿Difícil de creer?. A continuación, el texto íntegro:
¿Será cierto?
Los Moto Vigilantes vs Crystal Meth (o el mejor cuento de asalto en CCS que me han echado en un buen rato!).
No quiero hacer de un cuento ajeno un cuento propio, ni mucho menos hacerles creer que estaba allí cuando pasó, pero obviando el efecto del telefonito y las florituras del lenguaje, reseño lo que me contó José Alberto Sellhorn -amigo de toda la vida, y al que conozco al punto de saber que, si bien es capaz de mentirme, no lo es de inventar un cuento así- procedo entonces a reseñar esta mini aventura la que asumo como rigurosamente cierta a pesar de su carácter, más que épico… legendario: Sucedió en la zona de la espalda de El Rosal donde este termina volviéndose un culo y se transforma en Chacaito, cuando Jose -nuestro prota, mas no nuestro héroe el día de hoy- fuma un cigarrillo con la ventana del carro abajo. Fumar da cáncer y si lo haces con la ventana abajo en Caracas, da caga también, pero nuestro temerario amigo sucumbe ante la tentación de la nocotina y echa humo desprevenido, sin reparar en que lleva su iPhone 6 -de 120 GB- sobre el asiento de copiloto.
Es así que se acerca nuestro antagonista, -un malandro al que de cariño llamaré, Crystal meth fashion victim-. Crystal entonces se presentó a pié ante la ventana del vehículo con la mano metida en el pantalón como quien tiene un arma escondida.
-Dame el Celular!- le dijo a Jose.
-Q- Qué?
-Dame el Celular!!!
Shit!
Con mucho cuidado de no joder el delicado conector, Jose separó el celular del cable umbilical que lo unía al carro y con parsimonia -y sin tratar de averiguar si lo que se agarraba Crystal entre las piernas no era en realidad una bola- le entregó el aparato.
-Qué Ladilla -pensó viendo al malandro alejarse en el retrovisor- Al cambio de hoy de 630 por dólar esta gracia me va a salir en…
-Señor, ese tipo le robó el celular?-preguntó el mototaxista al ver a mi pana aún paralizado del susto.
-Sí!
(Mosca que acá es cuando sucede el plot twist que hace que este cuento cotidiano se convierta en otro extraordinario).
Sin decir más el mototaxista anónimo arrancó de inmediato -junto a otro compañero que Jose no había visto- y acto seguido, entre los dos, detuvieron a Crystal, lo inmovilizaron, vapulearon, requisaron y dieron par de coñazos, dejándolo todo quebrado en piso y le quitaron el celular.
-Venga señor, acá está si celular!- gritó uno de los motorizados.
-Coño -pensó Jose- acá es cuando me bajo y además del celular me quitan carro.
Igual se bajó. Y sí, le dieron el celular. Y no, no le robaron el carro.
Al escuchar el cuento, le pregunté a Jose:
-Coño! Y cuanto te cobraron?
-Un carajo! Se fueron pal coño!… Son unos Superhéroes!!!- dijo Jose, altisonante, varias horas después, todavía sorprendido.
Yo por mi parte, aún estoy digiriendo el cuento, pero, de la tapa de la barriga, no puedo sino pensar que en este país aún tenemos esperanzas. Gracias José Alberto por dejarme echar tu cuento y para el resto buenos días.
Fuente: [informe21.com]