Un experimento comprobó que los bebés son capaces de entender las estadísticas – al menos siempre y cuando haya dulces de por medio. La prueba juntó a niños de entre 12 y 14 meses de edad, donde los infantes lograron entender la probabilidad, y usarla a su favor.
Primero, se hizo un “test del sabor”. A los niños se les entregó dos tipos diferentes de paletas de dulce, una negra y otra rosada, para ver cuál preferían. Cuando se detectaba una preferencia, se llevaba a los niños a una segunda prueba.
Esta vez, se le mostraba a los chicos dos frascos. Uno de ellos tenía muchas paletas rosadas y pocas negras, y el otro tenía muchas negras y pocas rosadas. Los investigadores luego tomaban un dulce de cada frasco, a la vista de los niños, pero sin mostrar el color del dulce que habían sacado. Luego los depositaron en una taza opaca, donde los niños no podían ver de qué color era la paleta.
Los niños después tenían que elegir entre las dos tazas, qué dulce preferían, sin ver de qué color eran. El 78% de los niños eligió la taza que contenía la paleta que provenía del frasco más “probable” (el que tenía más dulces del color que les gustó). Esto indica que muchos niños, aún cuando son muy jóvenes, son capaces de hacer la conexión mental de que un dulce al azar tomado de un frasco que tenía más paletas rosadas, tenía más posibilidades de ser rosado que negro, y al revés.
Hasta ahora, se pensaba que esta capacidad estadística no era posible en niños pequeños. Pero todo es posible si hay dulces involucrados.
[Fuente: FayerWayer]