¿Qué quiere el elector? Esta es una pregunta que ha molido los cerebros de propios y extraños en el mundo de la asesoría política desde hace tiempo.
Por muchos años, desde la modernización de las campañas electorales, los consultores, analistas y comunicadores han investigado e ideado fórmulas para darle respuesta a esta inquietud, hasta ahora han emanado de estos trabajos estrategias, sin embargo aún no se posee la receta ideal para dar al fin con una satisfactoria conclusión.
Las realidades sociales en cada país son distintas, por ejemplo los movimientos similares que han dominado ciertas etapas en el mundo poseen sus fisonomías de acuerdo con las realidades sociales de cada nación, por ende, vemos que el fascismo italiano, padre de esta tendencia, no era totalmente idéntico con el nazismo alemán, con fuerte concepciones raciales, o con el falanguismo español de José Antonio Primo de la Rivera y su nacional-sindicalismo, e inclusive estos tres también tenía puntos distantes al corporativismo socio-político de Oliveria Salazar en Portugal.
Así ha ocurrido con la izquierda, por eso vemos como el comunismo chino, ya convertido en una dictadura ancestral abierta al capitalismo y con fuerte posicionamiento totalitario en lo social y político, no es lo mismo que lo vivido en la extinta Unión Soviética, o la extinta Yugoslavia de Tito Broz.
Igualmente ocurre con las comunicaciones en muchas ocasiones los procedimientos a tal o cual usanza son idóneos para un país sureño de América, y esa misma fórmula es inútil para las naciones caribeñas, por ejemplo el mensaje del llamado “Socialismo del Siglo XXI” que ha copado el debate político en América Latina no ha sido igual en todas partes.
La época marcada por Chávez en Venezuela poseía ciertas características personalistas, mesiánicas, que por lo menos no ha logrado construir Kirchnerismo en Argentina o Evo Morales en Bolivia, por su parte la “revolución ciudadana” de Rafael Correa a pesar que mantiene un profunda retórica anti-imperialista no ha tomado medidas en contra de la dolarización de la economía de aquel país, ¿contradicción?
Cada proceso comunicacional debe estar adaptado a las realidades sociológicas, psicológicas, históricas y antropológicas de cada nación y de cada pueblo, los venezolanos y colombianos, por citar otro ejemplo, amén de las coincidencias en personalidad poblacional, poseen dispares concepciones de la vida, del futuro, y de sus propias realidades, de allí que copiar al carbón estrategias no es recomendable, ni siquiera en países de tan similar composición social.
En comunicación política no existen métodos únicos para acceder a la comprensión de lo que desea el elector, lo que éste aspira, sin embargo lo que sí existen son pasos, recomendaciones.
El uso de las tecnologías de la información son indispensables en los nuevos retos electorales en el siglo XXI, así como la segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por la televisión, esta época que estamos viviendo está signada por las Redes Sociales y su aplicación en el debate político y social, de allí la pregunta: ¿Cómo usar las comunicaciones 2.0? así como la de: ¿Cómo hacer cada vez un mejor spot publicitario para televisión o Youtube? ¿Cómo hacer presencia en las radios? ¿Cómo manejarse a través de la prensa escrita?
Todas estas respuestas pueden darse a través de la lectura de cada sector, de cada público, en la segmentación y en la contestación de una interrogante más importante ¿cuál es mi público elector primario?
¿Qué quiere el elector? Pasa primeramente por saber ¿quién es mi elector? ¿Cuánto clases de electores tengo? ¿Qué hacen, en qué se identifican, qué los hace afines a nuestra propuesta?
Existen pasos para conocer datos importantes sobre este aspecto como por ejemplo las encuestas, el focus grups, las entrevistas, los diálogos con sectores vivos de la sociedad, son mediante estos mecanismo que vamos descubriendo el pensamiento de una comunidad determinada.
¡Ojo! En un país, estado e inclusive ciudad existen diferentes comunidades que se relacionan o no entre sí, entonces es indispensable entender está fragmentación social, en ocasiones inconexa, para trabajar en la producción de estrategias, tácticas y mensajes que nos lleven a penetrar en este o estos sectores sociales.
¿Qué quiere el elector? Simple, quiere que lo conozca antes que lo empiezas a enamorar con tus propuestas electorales. ¡Oír es primero que hablar!
José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano