El suizo Stanislas Wawrinka venció al checo Tomas Berdych por 6-3, 6-7 (1-7), 7-6 (7-3) y 7-6 (7-4) para avanzar a la primera final de Grand Slam de su vida.
Número ocho del mundo, Wawrinka buscará conquistar el domingo el Abierto de Australia ante el ganador de la semifinal que disputan mañana el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer en el gran clásico del tenis mundial.
Con la confianza que da haber batido dos días antes a un imbatible como Novak Djokovic, Wawrinka inició el partido suelto y se llevó el set inicial por 6-3 ante un Berdych frío aún.
El checo reaccionó en el segundo parcial ofreciendo sus mejores momentos de tenis. Se lo llevó en un tie break por 7-1, pero bien podría haberlo ganado antes, porque fue claramente superior.
Para los puristas del tenis, el partido era una pequeña joya. El revés a una mano de Wawrinka contrarrestaba los golpes secos y planos desde ambos lados de Berdych. La derecha del suizo tampoco era un arma menor, y a la hora de sacar ambos servicios eran efectivos.
Así, volvió a entrar en juego el principal «golpe» del tenis, la mente. Berdych, un hombre que llegó a semifinales en los cuatro torneos de Grand Slam e incluso escaló en 2010 hasta la final de Wimbledon, pareció más atado y nervioso que un Wawrinka que hasta hacía cuatro meses no sabía lo que era estar en la semifinal de un grande.
Pero el suizo es un ejemplar de estudio: las derrotas lo hicieron más grande y más fuerte. Fue en 2013, con un 12-10 en el quinto en Australia y un 6-4 también en el quinto en el US Open. Las dos veces con Djokovic, co-protagonista de una historia con tintes de filme hollywoodense, porque el martes a la noche el suizo se redimió batiendo, otra vez en un quinto set y por un ajustado 9-7, al serbio.
Más grande y más fuerte, el hombre que vivió toda una carrera a la sombra de Federer se convirtió en infranqueable para un Berdych cuyo tenis sigue ofreciendo cortocircuitos en los momentos más sensibles.
Wawrinka se llevó el tercer set en un tie break de 7-3 y todos se resolvió, una vez más, en el juego de desempate en el cuarto. Allí, el suizo no perdonó. Mandando, como a lo largo de todo el partido, tomó una ventaja de 3-0 en el inicio y ya no dejaría acarcarse al checo, dueño de un tenis tan fabuloso como incompleto aún.
[Fuente: Meridiano.com.ve]