¿Qué tan fetichista eres? ¿Sabes lo que es el fetichismo?

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Un viejo dicho reza,  “sobre gustos no hay nada escrito”, y es así como se puede calificar las preferencias sexuales fuera de lo común de algunas personas para tener placer.

Fetiche

Entonces ¿la utilización de látigos, cadenas, ropa interior de un color en especifico o unos pies bonitos son sinónimo de excitación? Si la respuesta es afirmativa, entonces, bienvenido al mundo de los fetiches.

Según explica la sexóloga Sayda Velásquez “hay tantos fetiches como personas en el mundo, y puede ser puesto en práctica tanto por heterosexuales como homosexuales”. Enfatizó que esta conducta se caracteriza “por la fijación de un objeto, prenda de vestir o de alguna parte del cuerpo en particular como medio  para lograr el orgasmo”.

La especialista explicó que para “los fetichistas”, esta práctica es indispensable en sus relaciones íntimas de lo contrario no llegarían a lograr el placer anhelado.

Indicó que es más común en los hombres que en las mujeres, pues señaló que los primeros “son más fáciles de excitar, pues son más visuales que las féminas”.

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La doctora comentó que estas conductas o preferencias sexuales pueden venir de una situación vivida en la niñez, para luego manifestarse en la vida adulta, específicamente en la intimidad. Hizo hincapié que es una actividad requiere mucha imaginación y es inofensiva mientras no se convierta en una obsesión o provoque algún daño a la pareja o un tercero.

En la variedad está el gusto

Obtener placer mientras eres azotado (a), vendar los ojos de tu acompañante, o buscar satisfacción mientras eres observado durante el acto sexual, son algunas de las parafilias que existen en el mundo.

Aunque son temas tabú en las sociedades latinoamericanas, poco a poco estas han cobrado un mayor número de adeptos en la vida de los occidentales.

Explica Sayda Velásquez,  que una de las más comunes es aquella que tiene una fijación por los pies, también llamada podofilia.

“En esta situación el hombre o mujer obtiene una gran satisfacción sexual oliendo, acariciando, lamiendo hasta chupando los pies”, explica la especialista.

Comentó además que el sadomasoquismo (preferencia por infringir dolor), usar disfraces, exhibicionismo (sexo en un lugar público),  sexo telefónico, también entra en la lista de las más comunes que tienen el mismo objetivo: proporcionar un placer orgásmico.

Mencionó además que entre la gama de variedades, existen algunas otras que saltan de lo que muchos consideran “normal” como la preferencia por los maniquíes para obtener placer (agalmotofilia), atracción por delincuentes (hibristofilia), tomar sangre de otra persona (hematofilia),  atracción por los animales (zoofilia), esparcir orina por el cuerpo de la pareja (lluvia de amor), esparcir esperma en el cuerpo de un segunda persona (gotas de amor), excitación al observar a personas dormidas (hipnofilia), pasión por alguien tatuado (estigmatologia) entre muchas otras.

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Placer problemático

Este tipo de satisfacción es mucho más placentera cuando es consesuda y de mutuo acuerdo.

La psicoanalista María Rengifo, comentó que este tipo de acuerdos se logra en la manera como se formó la pareja.

“Si en las parejas  disfrutan del fetichismo de uno de ellos, incluso sin ambos lo son, entonces la relación puede ir viento en popa. Ahora cuando la situación es todo lo contrario es cuando comienzan los verdaderos problemas”, comentó Rengifo.

La especialista señaló que en el caso de que un solo miembro es “parafílico”, la otra persona al principio de la relación lo acepta, pues le parece algo nuevo en la intimidad. Sin embargo, al pasar del tiempo esta clase de gustos puede ser aburrido y poco placentero, que incluso puede llevar hasta la ruptura definitiva de la relación.

“La práctica puede tornarse rutinaria y poco satisfactoria para aquel que no tiene esta clase de preferencias. La persona al darse cuenta que si no se cumple con los deseos de su pareja, y por esta razón ya no hay más contacto íntimo, viene la desilusión y posteriormente la ruptura amorosa”, comentó la psicoanalista quien añadió, que otro motivo para que ocurra esta separación es que ni siquiera se acepte ser partícipe de este juego ni una sola vez, ya sea por pudor o valores.

La especialista enfatizó que si bien el mundo de los placeres sexuales es muy amplio, a veces hay que mantener la mente abierta y poner en práctica ciertas cosas que no se “extralimiten”, para dar un giro “picante” a la relación.

Ya sea fetiche o no, escapar de la rutina en los juegos de cama, es esencial para mantener la llama de la pasión y el interés del ser amado y así no sólo tener una relación afectuosa sólida, sino una totalmente placentera en la intimidad destacando que “el sexo vainilla puede ser tan placentero, como un fetichismo”..

[Fuente: elnorte.com.ve]

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