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Finalizado el muy movido 2013, su substituto 2014 no se inicia con buenos pronósticos para nadie. No vamos a ocuparnos de todo el arsenal de problemas que le va a tocar torear al gobierno. Ya han arrancado pésimamente. Debemos hacer un detallado análisis de lo que le corresponde hacer a la unidad opositora para lograr resultados más positivos de los que ha conseguido hasta hoy.
En principio debemos recordar aquél apotegma que indica que si seguimos haciendo las mismas cosas, los resultados que obtendremos seguirán siendo los mismos. Si bien la Mesa de la Unidad democrática inició sus funciones haciendo un extraordinario trabajo de blindaje de la unidad, y que la convocatoria a las primarias, con todas sus fallas e inequidades, fue una experiencia positiva, con el transcurso del tiempo la MUD como cuerpo se contaminó de todos los vicios que arrastran las viejas organizaciones políticas, a los cuales los nuevos partidos no han sido inmunes tampoco.
A pesar de todos los cuestionamientos que han recibido los partidos desde antes de 1998, ninguno ha hecho el menor esfuerzo para entender el mensaje que llegas desde afuera, y mucho menos para corregir los defectos y distorsiones que la propia dirigencia acepta como existentes.
La democratización interna ha sido un tema tabú. La defensa de los logros de la etapa democrática y el reconocimiento de los errores y lo negativo no han ocupado el menor espacio. Y lo más importante: La adaptación a los nuevos tiempos, a las nuevas realidades políticas, sociales, culturales y económicas.
La sociedad en que nos estamos moviendo es diametralmente distinta a la que conocimos hace tan solo 20 años tanto en Venezuela como en el resto del mundo. Cosas que no eran toleradas llegaron para quedarse. Esa realidad nos obliga a revisar nuestras actitudes y nuestros comportamientos. Amplios sectores sociales esperan y ansían ser oídos y tomados en cuenta seriamente. Hacia ellos debemos abrirnos.
Debemos revisar si mantener la vida vegetativa en que se encuentran algunas organizaciones políticas es conveniente o si debemos dar el paso trascendental de constituir una UNIDAD SUPERIOR que establecida como nuevo partido político unitario nos agrupe a todos y que hasta tanto se logre rescatar la democracia plena tenga el monopolio de la dirección política opositora, es algo vital que debemos afrontar sin complejos, sin apegos sentimentales y sin cortoplacismos.
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Las respuestas que den los dirigentes a los temas de la opinión pública no pueden seguir siendo de la superficialidad y simpleza que hasta ahora exhibimos. Hacer oposición debe ser algo serio y contundente. Los negociantes no deben ocupar puestos en la dirección.
Seguir comportándonos como el niño bueno del colegio, lo único que nos garantiza es continuar siendo víctimas del bullying político al que estamos sometidos. Un toque de locura es necesario de vez en cuando.
Atender y acompañar los reclamos sociales es algo obligatorio para nosotros. Debemos hacer una seria reingeniería de nuestro comportamiento y de nuestras actitudes. Debemos reestructurarnos para ser exitosos. Debemos asumir el lema. Año nuevo, oposición nueva.
Jorge Ramírez Fernández / @jorgeramfer