Una dieta rica en frutas y verduras, con alto contenido de fibra, contribuye a prevenir el asma alérgica, gracias al efecto protector que provoca la fermentación de estas fibras por las bacterias intestinales, según un estudio realizado por investigadores suizos.
El estudio, llevado a cabo en el Hospital Universitario de Vaud y financiado y publicado en la revista “Nature Medicine”, muestra la relación de causalidad entre el aumento de los casos de asma alérgica en los últimos cincuenta años en los países occidentales y el descenso generalizado del consumo de frutas y verduras.
Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron pruebas con ratones, ya que las características del sistema inmunológico estudiados no diferían sustancialmente de las de los seres humanos, indicó en un comunicado el Fondo Nacional Suizo, que financia el estudio.
Una parte de los roedores fue sometida a una dieta con bajo contenido en fibra, en torno al 0,3% (la proporción de fibra en la dieta occidental ronda el 0,6 %), mientras que el segundo grupo de roedores ingirieron mayor cantidad de fibra, en proporciones superiores al 4 %.
Una vez expuestos a extractos de ácaros de polvo doméstico, los animales que habían recibido una dieta con alto contenido en fibra desarrollaron una reacción alérgica significativamente menos fuerte, con menor cantidad de moco en los pulmones, explica el comunicado.
Los investigadores sostienen que este efecto protector es el resultado de una reacción en cadena en varios niveles, que comienza cuando la fibra llega al intestino grueso donde fermenta por las bacterias y se convierte en ácidos grasos de cadena corta, que son transportados en la sangre y contribuyen a la maduración de las células inmunes en la médula ósea.
Atraídas por los ácaros, estas células migran a los pulmones, donde desencadenan una reacción defensiva contra ellos.
“Ya sabíamos la importancia del papel de la diversidad microbiana en el intestino, donde se digiere y fermenta la fibra, en la prevención de ciertas enfermedades como el cáncer de colon. Pero ahora vamos a demostrar por primera vez que la influencia de las bacterias intestinales va mucho más allá y llega hasta los pulmones”, preció en el comunicado Benjamin Marsland, que encabeza la investigación.
[Fuente: EFE]