Amanecerá el lunes y Venezuela seguirá como estaba el sábado, antes de las elecciones del domingo: polarizada.
Las municipales no fueron la «hora cero» que muchos plantearon, sino que arrojaron resultados que pueden interpretarse de varias formas.
Tanto el gobierno como la oposición ganaron y perdieron, según como se mire.
Los liderados por el presidente, Nicolás Maduro, salieron victoriosos en el total de los votos y el número de alcaldías.
Pero los de Henrique Capriles, que no lograron darle ese golpe de opinión de corte plebiscitario al gobierno, triunfaron en las ciudades simbólicas.
El lunes volverá a salir el sol y las filas para comprar leche, aceite y harina serán de nuevo la preocupación principal de los venezolanos. La inflación y la posible devaluación volverán a la primera plana de los periódicos.
Y las conversaciones de política terminarán, una vez más, divididas entre chavistas y opositores.
Mayoría, pero por poco
Después de que el Centro Nacional Electoral (CNE) anunció los resultados parciales de las elecciones, el presidente Maduro dio un discurso triunfalista desde la plaza de Bolívar de Caracas.
Reconoció la victoria del opositor Antonio Ledezma en la contienda por la Gran Caracas, pero resaltó: «Por cada tres alcaldías que gana la revolución la oposición gana una».
De las 337 que estaban en juego, el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ganó 196 municipios de 257 que se reportaron en la noche del domingo.
La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), por su parte, ganó 53 alcaldías.
Después de que las elecciones se plantearon como un plebiscito para el gobierno de Maduro, en el poder hace siete meses, el número total de votos tomó cierta relevancia. El gobierno parece haber ganado esa contienda, pero por poco.
A pesar de que el CNE dijo que dicha victoria es irreversible, el margen es difícil de estimar sin que se hayan reportado la totalidad de las mesas de votación. Algunos hablan de 3,2 de diferencia porcentual, y otros de 5,6.
Pero, según el sociólogo estadounidense especializado en Venezuela David Smilde, «el resultado le da a Maduro el espacio para mostrarse fuerte y seguir con sus políticas».
«Aunque no es la victoria de la que se jacta, esto le da a Maduro cierto momentum», le dice a BBC Mundo el también investigador de la organización no gubernamental Washington Office on Latin America (WOLA) y autor de un blog sobre Venezuela.
La campaña para las elecciones del domingo fue, según el rector opositor del CNE Vicente Díaz, «la más ventajista de la historia de Venezuela».
BBC Mundo pudo constatar el proselitismo político que hicieron partidarios del chavismo en el barrio de Petare, en Caracas, así como la maquinaria electoral y la parcialidad de las cadenas de televisión.
Antes de las elecciones Maduro decretó leyes para rebajar los precios de diferentes productos en el mes antes de Navidad, celebración que además adelantó de manera oficial.
Las medidas, tachadas por la oposición de «electoreras», subieron la popularidad del mandatario.
Pero a pesar del ventajismo, la maquinaria y las medidas económicas, el chavismo no arrasó en las elecciones, y eso para muchos es un síntoma de que el gobierno cuenta con una masa de críticos amplia que no da su brazo a torcer.
Aferrarse a los símbolos
El mismo Capriles quiso que su mensaje tras las elecciones fuera que «Venezuela no tiene dueño» y «es un país dividido».
«El resultado no es un desastre para la oposición», dice Anabella Abadi, analista de la consultora política ODH Grupo Consultor, «pero tampoco es lo que se esperaban».
La Unidad mantuvo la alcaldía de la Gran Caracas y de cuatro de los cinco municipios que conforman la capital. También se quedó con la segunda ciudad, Maracaibo, y de otras capitales como Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal, Trujillo y Barinas, en el estado natal de fallecido expresidente Hugo Chávez.
«La oposición ganó un espacio simbólico que podrá gobernar y demostrar que las cosas se pueden hacer distinto», dice Smilde. «Sin embargo, no ganaron el plebiscito que ellos mismos platearon».
Y ahora, dicen algunos observadores, tendrán que aferrarse a ese espacio sin la expectativa de unas elecciones en el mediano plazo: las próximas serán las parlamentarias de fines de 2015.
Abadi recuerda que Capriles «hizo enorme esfuerzo» para hacer la campaña y recorrer tres Estados el día. Destruyeron una tarima donde esperaba hablar, trataron de incendiar su camioneta y detuvieron a su jefe de giras sin dar explicaciones, entre otras cosas.
«Hice todo lo que humanamente estuvo a mi alcance», dijo el líder opositor el domingo en una rueda de prensa por la que muchos de sus partidarios lo criticaron al verlo lánguido.
Capriles, argumentaban, bien podría sentirse satisfecho de haber vencido la maquinaria del gobierno.
Maduro convocó a un «diálogo nacional» con todos los alcaldes elegidos esta semana.
Eso, sin embargo, al parecer no cambiará lo que confirmaron las cuartas elecciones en los últimos 14 meses: que Venezuela es un país profundamente dividido.
[Fuente: bbc.co.uk]