El número de personas en riesgo de pobreza crece en Alemania, a pesar de que nunca antes hubo tantos empleados como ahora, según los resultados del Informe Social de 2013 publicado hoy en por la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
El estudio, que hace una radiografía de la sociedad alemana a partir de numerosos sondeos y encuestas, muestra que en 2012 el país tuvo 41,5 millones de personas empleadas, la mayor cifra de su historia. Sin embargo, el volumen de trabajo total se situó en niveles de 1991. Según se explica en el informe, realizado en colaboración con la Central Federal de Formación Política y el Centro de Investigación Social de Berlín, esto se debe a que en los últimos veinte años la media de horas trabajadas por persona ha bajado de forma continua.Cada vez un porcentaje más elevado de la población trabaja, de modo voluntario o por falta de alternativas, a tiempo parcial.
Así, el número de personas sin contratos a tiempo completo o con empleos temporales creció hasta alcanzar prácticamente a un cuarto de la población germana (22 %), afectando especialmente a las mujeres (33 %), los jóvenes entre 15 y 24 años (33 %) y aquellos que carecen de titulación (37 %). El porcentaje de población en riesgo de caer en la pobreza aumentó en los últimos años en el país y creció del 15,2 % de 2007 hasta el 16,1 % en 2011, según el informe, que considera «pobres» a aquellos que percibieron menos de 980 euros al mes en 2011.
Ese porcentaje creció especialmente en los grupos de población entre 55 y 64 años, franja en la que se pasó del 17,7% de 2007 al 20,5 % en 2011. El incremento fue mucho menos significativo entre la personas comprendidas entre los 18 y los 24 años: del 20,2 % en 2007 al 20,7 % de 2011.Según el estudio, el porcentaje de población que sufre «pobreza prolongada» aumentó notablemente: el 40 por ciento de las personas que en 2011 fueron consideradas en riesgo de pobreza había sufrido ya deficiencias en sus ingresos durante los cinco años anteriores.
Además, cada vez más personas pertenecientes al grupo de los que tienen menos ingresos juzgan su situación sanitaria como «mala» o «peor» que en los años anteriores, mientras que entre aquellos con niveles de renta superiores la percepción es la contraria. La pobreza, según el informe, también influye en las expectativas de vida de la población: la esperanza de vida es once años menor para los hombres nacidos en sectores con baja renta respecto a los de renta alta, mientras que en las mujeres la diferencia es de ocho años.
Agencias