¿Crees que las redes sociales acaban con las parejas?

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«Tengo miedo del día en que la tecnología sobrepase la interacción humana, entonces el mundo tendrá una generación de idiotas». Son palabras que Albert Einstein pronunciaba hace algunos años, y que hoy en día pueden resonar en la cabeza de muchos. Pero lo cierto es que la tecnología, internet y las redes sociales en particular son una realidad más que palpable en nuestra sociedad, donde a pesar de sus evidentes ventajas también, y en función de su uso, pueden hacer mella en nuestras relaciones personales y de pareja.

redes sociales y parejas

Tanto es así que en las últimas semanas varios medios de comunicación se han hecho eco de un estudio publicado en la revista ‘Cyber Psychology and Behaviour Journal’ en el cual aseguraban que «28 millones de parejas en el mundo han podido romper su relación por culpa de plataformas como Facebook o Whatsapp». Sin embargo, no se ha podido confirmar estos datos en el citado estudio al no estar disponible. Lo que sí hemos podido contrastar, según nos han constatado diferentes expertos, es que en el mundo todavía no hay ningún dato o estudio acerca del daño o lo que pueden hacer las redes sociales a las relaciones.

Multiplica las posibilidades

Carme Sánchez, psicóloga y sexóloga del Instituto de Sexología de Barcelona, España,  asegura que las redes no son más que herramientas de comunicación y socialización virtuales: «Pueden ejercer de facilitadores en determinadas situaciones y en las relaciones personales, pero no son la causa de una ruptura. Hoy en día es más fácil encontrarse virtualmente con personas que tienen unas necesidades profesionales, de vínculo afectivo-sexual, de ocio, parecidas a las nuestras. Las redes sociales son una dimensión más».

Del mismo modo, Francesc Núñez Mosteo, director de programas de Humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña, España, y colaborador de diferentes trabajos sobre temas relacionados con redes sociales y relaciones de pareja, mantiene que Facebook es un espacio de relaciones personales. Un espacio de interacción con otros seres humanos y como tal nos abre al universo de la acción social, que es un espacio de libertad, de apertura, de encuentros inesperados o no, que nos generan nuevas posibilidades. «Facebook facilita esta relación y multiplica las posibilidades, pero claro está que no todas las personas lo aprovechan de la misma manera. Es decir, no todos están dispuestos a lo mismo, a entablar nuevas relaciones, a enamorarse de conocidos o extraños», explica.

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Si Facebook es una herramienta que nos abre nuevas oportunidades para conocer gente, ¿qué pasa con los celos? Según explica el profesor Núñez, los celos son interpretación mediada por una pasión y abierta al campo infinito de la imaginación. Las huellas digitales producen infinidad de datos sobre nuestras acciones: indican, apuntan, desvelan, pero también, despistan, confunden e inundan. «No somos más desconfiados, y sabemos que la confianza es la base de una relación (mientras que la imaginación dispersa, la confianza reúne, cimenta), pero la confianza se traiciona y es muy difícil rehacerla. Estar abierto a múltiples relaciones puede generar desconfianza, sí, pero depende de la relación, de la percepción que se tenga de la disposición del otro a buscar nuevos comienzos (revoluciones vitales, que eso es lo que promete el enamoramiento), explica.

Por tanto, insiste en que el medio en sí mismo no potencia los celos, pero al abrirnos a más posibilidades, también abre la mente de las parejas a ‘imaginar’ (con o sin hechos que lo justifiquen) la naturaleza infiel de esas relaciones.

Mundo virtual vs Mundo real

Por otro lado, cabe destacar que al ser herramientas relativamente nuevas, añade Sánchez, todavía faltan recursos personales para gestionar algunos aspectos que, aunque por sí mismos son neutros, pueden convertirse en negativos al organizar las relaciones afectivas y de pareja. «Por ejemplo, las reglas entre nuestra vida presencial y nuestra vida virtual no deberían ser tan diferentes, y si nunca quedarías en un bar para intercambiar fotos tuyas sexualmente explícitas con alguien que has conocido hace unos días en una fiesta, tampoco lo deberías hacer por internet si has contactado con el perfil de una persona en una red social», aclara. Y todo esto, mantiene, también debería ser extrapolable para las relaciones de amigos que forman grupos en los famosos grupos de mensajería instantánea como el Wathsapp: «No comentes por esta vía aspectos que nunca comentarías con todas tus amistades cuando están todos juntos», mantiene.

Y en cuanto a las relaciones de pareja, también debería explicitarse todo aquello relacionado con el mundo virtual, pues se tiende a comentar poco o nada lo que ambos miembros de la pareja piensan, por ejemplo, sobre qué es la infidelidad o las normas que han de regir su relación, respecto al control que uno ejerce sobre el otro y poner los límites. «Cada uno tiene su idea al respecto y generalmente existe el ‘pensamiento mágico’ de que el otro piensa exactamente lo mismo que uno, y cuando se genera algún conflicto se dan cuenta de que no es así», explica la experta.

De este modo insiste en que es muy importante mantener dos ideas claras en cuanto a cómo gestionar las redes sociales para que no acarree ningún problema. Lo primero y fundamental es saber que las redes sociales forman parte de nuestra vida, que son una realidad y han venido para quedarse. Y en segundo lugar, conocer que hay una delgada línea entre lo que hacemos presencialmente y virtualmente y que ambas se solapan constantemente en nuestras relaciones afectivas (amistades y pareja), y en la parte profesional y formativa. «La conducta en las redes sociales suele ser más impulsiva que la que practicamos en la vida presencial, así que hay que aprender a reflexionar cuando realizamos acciones en la vida virtual», concluye.

[Fuente: elmundo.es]

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