Así como suena: «Es cuestión de actitud (X)», por @jjferminjr

Leyendo el periódico la semana pasada me encontré con la noticia de que Zlatan Ibrahimovic, famoso goleador sueco, extendió su contrato para seguir jugando hasta el 2016 con el París Saint Germain, equipo líder del año pasado en el campeonato francés de fútbol.

Lo que me llamó la atención fue la respuesta que le dio al periodista cuando este le planteó por qué lo había hecho si pudo ir a otro club de más renombre en Europa: “Porque el PSG y yo compartimos la misma actitud: soñar nunca es suficiente”. Una reflexión tan sencilla como profunda y aleccionadora.

Casualmente el mismo día, horas más tarde, en Caracas, Leopoldo, un gran amigo, un joven muy inteligente, con una tremenda ética de trabajo y una visión clara, fue designado presidente de una empresa nacional importante.

Después del protocolo de rigor, un grupo de amigos fuimos a celebrarlo, no sólo por el nombramiento sino por el salto cualitativo profesional y el crecimiento que supone para su vida. Mientras cenábamos y en medio de la tertulia, de repente Gabriel le dice a Leopoldo: “Tienes que admitir que has tenido suerte, nadie ocupa una posición como esa con 27 años”.

Leopoldo le refutó con palabras que no sé si son de él o pertenecen a alguien, pero que comparto: “¿Tiene suerte el pescador que aprende a orientarse con las estrellas, estudia la marea, estudia el comportamiento de los peces y después pesca con éxito? No, hermano, yo trabajé duro para llegar hasta aquí y más alto incluso. No es suerte, es actitud”.

Inmediatamente dije estar de acuerdo con Leopoldo, ya que estoy un convencido de que tener éxito es una decisión personal en la que se conjugan distintas variables. Tanto la anécdota del jugador de fútbol como la del amigo ascendido me inspiraron a escribir esto.

Lo he dicho muchas veces, el camino de la vida está plagado de obstáculos, problemas y sinsabores. El cómo transitar ese camino depende de cada quien.

Por eso es tan importante la actitud con la que lo hagamos, porque es ella la que nutriéndose de valores éticos, morales y familiares, con el aprendizaje de lo vivido y la formación académica, define nuestra personalidad y la forma como enfrentamos el reto de vivir.

El éxito es cuestión de actitud.

Los casos mencionados destacan la convicción para triunfar, lo que traduce confianza, motivación y fe para lograr cualquier cosa.

Y la fe en nuestros logros, basada en nuestros talentos, conocimientos y fortalezas, nos impulsa a transitar caminos espinosos o desconocidos, pero siempre con la certeza de conquistar lo planeado, más tarde o más temprano, pero siempre.

Cuando tenemos esa actitud de la que tanto hemos hablado en este y otros espacios, es decir, aquella enriquecida con un espíritu emprendedor, voluntad a toda prueba, compromiso con nuestra causa, con auto motivación, confianza en nosotros mismos, creatividad, paciencia y con interés por los demás, hacemos uso de ese poder que todos tenemos dentro para crear condiciones favorables a nuestros propósitos.

@jjferminjr / J.J Fermin A.