Así como suena: “Con doble moral (II)”, por @jjfermin

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jj ferminConocí a uno de mis socios, el doctor Roberto De Vries, psiquiatra y comunicólogo, cuando decidí hacer un diplomado en Imagen Corporativa con él en el Centro de Estudios del Poder en Caracas.

Un día, mientras nos explicaba su teoría sobre la imagen y el poder, muy específicamente el aparte relacionado con la personalidad y los tipos de relaciones que se pueden desarrollar entre las personas, nos enseñó un método para que la percepción estuviera acompañada de variables reales y concretas de cómo es en verdad la gente.

Una técnica que nos permite conocer a simple vista y más a fondo a las personas. Y aunque sólo debería aplicarla en casos de estudio, se me hace imposible no aplicarla en mi vida diaria con la gente que interactúo.

Se me ha vuelto un hábito. Menciono esto porque noto con alguna frecuencia en la gente, un rasgo poco halagador en su personalidad: La doble moral. ¡Mosca con los santurrones y los que se dan golpes de pecho!

Cada quien escoge cómo comportarse y qué hacer con su vida y, aunque la mayoría decide ser buena persona, con toda seguridad también tiene un lado oscuro.

Ahora bien, tenerlo no es malo siempre y cuando no perjudique a los demás. Lo realmente malo es sucumbir a la hipocresía de invocar para sí el patrimonio de la ética y la moralidad, mientras califican, cuestionan, insultan, humillan y, peor aún, señalan, juzgan o excluyen a los demás.

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Bien lo dice Robert Green en su libro “Las 48 leyes del poder”: “Hay quienes se creen ser y hacen creer ser el pináculo del refinamiento o la más alta alcurnia, cuando en realidad son seres viles, desviados y corruptos”.

Según él, es muy común encontrar tras el glamour y el encanto, a alcohólicos, ladrones, enfermos sexuales y mentirosos, entre otros personajes. Gente con doble moral y sin vergüenza, incapaz de darse cuenta y reconocer lo feo o malo de sus actos, antes de juzgar a los demás.

Con frecuencia nos topamos con gente cuya concepción cultural individual está marcada por la mentira, donde en muchos casos poco o nada les importa si destruyen la reputación de gente honorable y trabajadora.

Son personas sin escrúpulos que tratan de ganar ventajas o multiplicar las que tienen, pasando sobre los demás y sirviéndose a sí mismos sólo por satisfacción personal. Es gente carente de toda dignidad y de respeto hacia ellos y los demás.

En fin, con este artículo la intención no es simplemente escribir sobre algo que no nos gusta, sino más bien alertar sobre una realidad que debemos cambiar. Una realidad que nos afecta como sociedad y que impide podamos construir el Anzoátegui que queremos.

“Si tratamos a la gente como es, la hacemos peor. Si la tratamos como deberían ser podemos ayudarlos a transformarse en lo que son capaces de ser” (Goethe). Es así como suena.

@jjfermin / J.J. Fermín A.

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