Las tradiciones de culturas tan distantes como lo son los países asiáticos, cuentan con gran misterio para los occidentales. Una de esas usanzas, que es representativa de Japón, son las Geishas.
Una mujer Geisha es aquella que cuenta con múltiples habilidades artísticas como música, baile, y narración, que la hacer una profesional del entretenimiento. No hay que confundir, no son sexo servidoras, así lo mencionan en viajeajapon.com.
Es importante precisar que el inicio de esta profesión se dio con los hombres, quienes eran las originales Geishas. Sin embargo, con el paso de los años las mujeres también comenzaron a aprender este arte, hasta que alrededor del siglo XIX, ellas fueron las únicas en seguir con esta tradición.
Las mismas Geishas llaman al entorno en el que viven Karyūkai, palabra que al traducirla significa «el mundo de la flor y el sauce», término que se le atribuye a Mineko Iwasaki, una de las más famosas Geishas, pues ella decía que «son bellas como una flor, y a la vez flexibles y fuertes como un sauce».
El proceso de aprendizaje para que una joven pueda llegar a ser una Geisha es largo y arduo. En tiempos pasados, las niñas eran vendidas a okiya -casas- de Geishas, donde comenzaban sus enseñanzas. Algunas veces trabajando como criadas y asistentes de las mujeres más experimentada, para después pasar a ser maiko -aprendices.
Las Geishas aprenden a tocar instrumentos como el shamisen, shakuhachi -flauta de bambú- y tambores, a cantar y bailar temas clásicos japoneses, a realizar la ceremonia del té y a hacer ikebana -arreglos florales-, pero además las instruyen en literatura y poesía.
Aunado a esto, las aprendices a Geishas tienen que saber vestirse, maquillarse y peinarse, ya que cada uno de estos elementos es representativo y tiene gran relevancia en la vida de las Geishas, como lo explican en el sitio viajandoajapon.com.
En cuanto a su trabajo, las Geishas son contratadas como acompañantes de fiestas y encuentros, que se realizan en las chaya -casas de té-, o restaurantes japoneses. Y su tiempo de compañía es medido con un senkodai, es decir, lo que tarda en consumirse una vara de incienso. El cliente tiene que hacer el convenio con el kenban -sindicato de Geishas- quienes son los encargados de agendar las citas y horarios.
Como ya se había mencionado, una Geisha no es una prostituta, los compromisos incluyen coqueteos e incluso comentarios provocativos, pero en un tono más sutil, pero nunca incluyen tener relaciones sexuales, ni es contratada por sexo. A pesar de esto, cada Geisha puede elegir tener una relación que incluya el sexo con algún cliente fuera de su trabajo.
Mucho tiempo atrás, las Geishas contaban con un danna, un cliente habitual que se hacia cargo de sus gastos. Éste generalmente era un hombre con mucho poder adquisitivo y casado, pero que mantenía a la Geisha a cambio de entretenimiento y de derechos especiales que sí incluían sexo. También era muy usual vender la virginidad de las Geishas a un sólo hombre.
No obstante la tradición ha cambiado y hoy en día, el número de Geishas es sumamente inferior al de tiempos pasados. Por ejemplo, en 1920 había alrededor de 80 mil Geishas en Japón, pero actualmente sólo hay alrededor de mil.
Las geishas modernas aún viven en tradicionales casas de geisha llamadas okiya en áreas denominadas hanamachi -pueblos de flores- en diferentes barrios en ciudades japonesas como Gion, en Kyoto, o el de Higashi Chaya-Gai en Kanazawa.
Gion. Aquí a las geishas se les llama geiko, y cada año realizan el Kamogawa odori, un baile que se celebra en un teatro de la tradicional calle de Pontocho, donde las geikos y las maikos -aprendices- actúan demostrando cada una de sus habilidades. Gion es considerada una de las ciudades más tradicionales y donde se encuentran a las mejores Geishas.
Higashi Chaya-Gai. Este lugar es considerado el distrito de las Geishas de Kanazawa. Se trata de un conjunto de calles peatonales que cuentan con un aspecto muy antiguo, ya que todas las casas son de madera y con estructuras típicas del periodo Edo. Aquí se pueden visitar las antiguas casas de Geishas, entre ellas, la Shima, una de las más afamadas de Japón.
Pontochō. Es otro de los barrios de Kyoto donde habitan Geishas. Pasear por sus calles es como viajar por el tiempo, incluso todavía encontraremos algunas casas de té abiertas, encontrarás okiya, ochaya, tiendas tradicionales y restaurantes de alta cocina, que puedes disfrutar.
Asakusa. Es probablemente uno de los barrios más llamativos de Tokio, por el colorido de sus calles y el ritmo frenético de vida que llevan sus habitantes. En Asakusa se encuentra el Templo Senso-ji, complejo religioso budista, que es el corazón de la zona.
Además, en este lugar se ubica el distrito de Geishas más antiguo de Tokio. Aquí puedes dar paseos a la orilla del río Sumida o en cruceros.
Kagurazaka. Antiguamente era un famoso barrio de las geishas. Su calle principal, es la más animada, ya que en ella convergen tiendas de artículos tradicionales con restaurantes y edificios modernistas. Al caminar por sus callejones también encontraras restaurantes y cafeterías tradicionales.