Uno de los mayores problemas al que se enfrentan los amantes del buen vino es que abrir una botella supone tener que terminarla en un plazo muy breve si no queremos que el vino pierda matices, o incluso se eche a perder. La solución se llama Coravin, y es un dispositivo revolucionario que permite extraer una copa de vino preservando el resto.
Coravin no es un sacacorchos en sentido estricto, ya que ni siquiera extrae el tapón de la botella. En su lugar, lo que tiene es una resistente aguja hueca que atraviesa el corcho con un sólo movimiento. Al llegar al otro lado, el dispositivo inyecta una pequeña dosis de gas argón en la cámara de la botella. Este sistema completamente inocuo es el mismo que utilizan los científicos cuando quieren extraer una muestra geológica de agua sin contaminarla con aire de la atmósfera.
Hecho esto, tan sólo hay que dejar puesto el dispositivo y servirnos una o dos copas de manera normal. Coravin extrae el vino y lo vierte sin que entre nada de oxígeno en la botella. Cuando acabemos de probar ese Cabernet Sauvignon gran reserva sólo hay que retirar el dispositivo hasta que nos apetezca darle otro tiento.
El problema de que le entre aire a una botella (sobre todo en el caso de vinos muy exclusivos) es que el oxígeno reacciona con los taninos del vino generando peróxido de hidrógeno. A largo plazo, esa oxidación transforma el etanol en acetaldehido, una sustancia que estropea el aroma y sabor del vino y que (esto también es importante) es una de las principales responsables de la temida resaca.
Coravin es un artilugio bastante caro (300 dólares) pero también es cierto que está indicado para vinos muy exclusivos, no para una botella de vino de mesa. Si alguien puede permitirse un vino de cientos de dólares, probablemente pueda permitirse este ingenioso dispositivo. Os dejamos con el vídeo que explica su funcionamiento.
Fuente: Es.gizmodo.com