El vehículo de un conductor ruso fue confiscado debido a que el hombre estaba manejando en estado de ebriedad.
Al ruso no le pareció correcta la decisión de los policías, por lo que decidió destrozar su propio auto antes que se lo lleve la grúa.
Pese a tener las manos ensangrentadas, el hombre no se detuvo y siguió golpeando su auto sin razón lógica alguna.
Fuente: netjoven.pe