Samantha Power, nominada por el presidente de EEUU, Barack Obama, como embajadora del país en la ONU, prometió que si es confirmada luchará contra la «represión» en Cuba y Venezuela, y combatirá lo que considera un «inaceptable sesgo» del organismo multilateral contra Israel.
En su audiencia de confirmación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Power aseguró que su trabajo incluirá «responder a la represión a la sociedad civil que se está produciendo en países como Cuba, Irán, Rusia y Venezuela».
El presidente del comité, el senador demócrata Bob Menéndez, dijo por su parte que Power está «comprometida a denunciar el régimen de Cuba» y «no idealiza las duras realidades del comunismo cubano».
Menéndez le pidió, además, centrarse como embajadora en la ONU en «asuntos que no siempre llegan a las portadas» de los periódicos, como la «libertad de expresión en Latinoamérica».
Power, periodista y exasesora de Obama en derechos humanos, cuenta con amplio apoyo bipartidista para ocupar el asiento permanente de EE.UU. en el Consejo de Seguridad de la ONU en sustitución de Susan Rice, que abandonó el cargo para convertirse en asesora de seguridad nacional del presidente estadounidense.
«Si me dan el honor de sentarme detrás de la señal que dice ‘Estados Unidos’, haré lo que este país hace mejor: combatir regímenes represivos, luchar contra la corrupción, y promover los derechos humanos y la dignidad humana. También haré todo lo posible para que otros hagan lo mismo», aseguró Power.
La candidata, de 42 años, subrayó su apoyo a Israel en repetidas ocasiones en su discurso y se comprometió a «trabajar incansablemente para defender» a Israel ante el «inaceptable sesgo y ataques» que se repiten en la ONU contra ese país.
«Los esfuerzos unilaterales palestinos por lograr un estado en la ONU no funcionarán», sentenció.
«La Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos siguen aprobando resoluciones unilaterales que condenan a Israel por encima de todos los demás», agregó. «La legitimidad de Israel debe estar fuera de toda discusión», continuó.
«Tenemos que disuadir a los palestinos como podamos» en su esfuerzo de lograr reconocimiento como Estado en varias agencias de la ONU, afirmó Power, que se comprometió también a continuar con la política de sanciones contra Corea del Norte e Irán.
En cuanto a Siria, consideró que «la situación en el Consejo de Seguridad de la ONU es increíblemente frustrante», y su «fracaso» a la hora de responder a la «matanza» acarreada por el régimen de Bachar Al Asad es «una desgracia que la historia juzgará duramente».
El énfasis de Power en Israel evidenció los esfuerzos que ha hecho por dejar atrás la polémica sobre una declaración que hizo en una entrevista en 2002, cuando recomendó crear una «presencia militar» en Israel para compensar el poder político del lobby proisraelí en Washington, de los que más tarde se ha retractado.
«Fue una respuesta muy incoherente», reconoció hoy Power, increpada por el senador republicano Marco Rubio.
Pese a la controversia por ese comentario, Power ha conseguido, tras un intenso acercamiento, el respaldo del embajador de Israel en EE.UU., Michael Oren, y de parte de la élite judía de Washington.
Nacida en Irlanda y alumna de las universidades de Yale y Harvard, Power prometió que si es confirmada no dudará en ser «directa y franca» en su cargo, y confió en que aún hay espacio para cooperar con Rusia en el seno del Consejo de Seguridad pese a los repetidos desacuerdos sobre Siria.
Fuente: EFE