En este artículo haré un breve análisis comparativo entre la final del baloncesto nacional y la política venezolana, debido a que los últimos acontecimientos la equiparan de forma increíble y casi inimaginable, lo que es digno de ser evaluado con sumo detenimiento.
La final de la Liga Nacional de Baloncesto dejó muy mal sabor de boca, tanto por la violencia desatada como por el mal manejo arbitral y por la actitud, posterior, de los jugadores de Cocodrilos que entonaban cánticos burlistas en contra de la fanaticada anzoatiguense.
Pero ¿qué tiene todo esto de parecido con la política venezolana?, permítanme remontarme a las elecciones del pasado 14 de abril, cuando el pueblo salió a elegir entre dos tendencias la que encarnaba Nicolás Maduro y sus enchufados y la que representaba Henrique Capriles Radonski, debido a que en aquella oportunidad muchos factores sociales son compatibles con el último juego de básquet en la «Caldera del Diablo».
En ambos casos vinos un gran esfuerzo, observamos la dedicación de los equipos, cada quien con su estrategia, sus objetivos y pasos claros, igualmente palpamos como una decisión del ente arbitral manchó todo el proceso, vivimos como miles de fanáticos-pueblo se vieron burlados, humillados, por esa decisión y padecimos como un canal de televisión, Meridiano, actuaba cual verdugo (Símil de Venezolana de Televisión) de aquellos que se sentían heridos en su amor propio.
Quiero señalar que no estoy haciendo una justificación y menos apología a la violencia, por el contrario este tipo de acciones deben ser condenadas en cualquier terreno, sea político, social, cultural o deportivo, pero sí me veo en la obligación de advertir que en ocasiones acciones y decisiones como las del Consejo Nacional Electoral o de los árbitros, en uno y otro caso, dejan mucho que desear.
Los venezolanos rechazamos, desde siempre, lo injusto lo que vivimos los fanáticos de Marinos fue una injusticia arbitral, pero ojo la ley es la ley y debemos acatarla, no obstante el reclamo cívico, ciudadano debe prevalecer, debemos aprender de los errores, tenemos que dar un paso adelante con humildad, lo que no necesariamente es sinónimo de ser sumisos, lo que no es para nada compatible con nuestra cultura, con nuestra sangre caribe, que es y será altiva y echada pa’lante.
En conclusión tanto el 14 de abril como el 15 de julio, en el terreno político-electoral como en el deportivo se vivieron hechos y consecuencias tristes, rechazables e injustas. ¡Reflexión es la orden del día!
Simone Augello
@simone_augello