Los datos de disfunción eréctil hablan por sí solos. En España, más de dos millones de hombres la padecen y además, tal como reflejan algunos estudios no sólo es cosa de la edad . Según los últimos datos, más de un 50% de los hombres mayores de 50 años es impotente, y en menores de 40, aunque no hay datos aún publicados, la realidad de las consultas habla de una incidencia que oscila entre un 5-10%.
Para combatirla, a día de hoy, existen tres opciones comprobadas y estudiadas científicamente: tratamiento farmacológico, inyecciones intracavernosas y una última opción que es la prótesis de pene. Pero esta tercera alternativa se aplica sólo en el caso de que las otras dos no hayan dado resultados.
«La prótesis de pene sería la tercera y última opción de todas, el último recurso. Sólo debe realizarse cuando los otros tratamientos no hayan tenido éxito en el paciente», asegura a ELMUNDO.es Juan Ignacio Martínez Salamanca, urólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Destreza y experiencia
Entre un 10-15% de hombres con disfunción eréctil no responden a los tratamientos farmacológicos ni a las inyecciones intracavernosas y en ellos podría aplicarse esta cirugía que en nuestro país, a pesar de que se lleva realizando desde los años 80, aún no es muy común, pero sí lo es en otros países de Europa y sobre todo en EEUU donde se realiza con cierta frecuencia. «En España al año se implantan unas 500-600 prótesis de pene, mientras que en EEUU se realizan más de 25.000», afirma Agustín Fraile, urólogo de la unidad de Andrología y Urología reconstructiva del Hospital Ramón y Cajal en Madrid.
Concretamente, en su hospital este especialista realiza al año entre unas 20-25 operaciones, al igual que Martínez-Salamanca en el Puerta de Hierro. El problema, asegura el doctor Fraile, radica en la falta de conocimientos y destrezas de los facultativos. «En España, los urólogos no animan a los pacientes porque no están familiarizados con la técnica y se necesita una cierta preparación, destreza y experiencia», advierte.
Cabe destacar que este tipo de procedimiento se realiza tanto en el ámbito público como en el privado.
Poco invasiva y eficaz
Se trata, aseguran ambos facultativos, de una operación poco invasiva en la que se realiza una incisión de unos 3-4 centímetros y en 24 ó 48 horas el paciente puede estar ya en su casa.
A día de hoy, existen diferentes tipos de prótesis. «Podemos diferenciar entre las maleables y las hidráulicas de tres componentes, por lo que la intervención varía en función del modelo elegido», añade Anabel Rosselló, directora del Instituto de Medicina Sexual de Madrid. Hay que evaluar cada caso concreto y decidir cuál es la más adecuada para el paciente.
Las relaciones sexuales, por su parte, es aconsejable ir recuperándolas poco a poco, entre unas cuatro o cinco semanas de la intervención y conviene empezar paulatinamente. «Y siempre bajo indicación del urólogo», advierte.
Una vez implantada la prótesis, la erección se recupera siempre porque no deja de ser una erección natural. Y así, el paciente se nota menos agobiado, más confiado y por tanto, la parte mental está más tranquila. No debemos olvidar, recuerda este especialista, que los factores psicológicos son muy significativos, por lo que el recuperar una erección natural es muy importante. «Más del 90% de los pacientes que la han probado repetiría la operación», asegura este especialista.
Alargamiento
Hay ocasiones en que después de la operación, y sólo para mejorar la función estética, se puede realizar un pequeño alargamiento de pene.
Hay determinados grupos de pacientes que no se sienten muy cómodos estéticamente con la operación realizada y desean mejorar su estética. Se trata, explica Martínez-Salamanca, de cuatro grupos de pacientes que no se encuentran del todo satisfechos con la operación, lo que podría denominarse ‘el perfil de insatisfechos después de la prótesis’, cuyo tema fue expuesto por este especialista en el Congreso Internacional de Medicina Sexual, celebrado en Amsterdam en 2012. Estos son: los hombres mayores de 70 años, aquellos que se han realizado una prostatectomía, hombres con enfermedad del Peyronie y pacientes con obesidad.
«En todos los casos se acorta el pene y eso a veces preocupa, sobre todo a estos grupos de pacientes donde puede quedar dañada la parte estética», explica el experto. Se hace en el mismo momento y tiene como objetivo mejorar el resultado final de la operación: prótesis más alargamiento. «Se trata de restaurar siempre en las mejores condiciones», concluye.
Fuente: elmundo.es