¿Cuánto dura la etapa de la adolescencia?

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Una investigación realizada en el Instituto Salk de California, Estados Unidos, reveló que la actividad de los genes en el cerebro sufre modificaciones desde que nacemos hasta el final de la adolescencia, cuando se define. Es durante este período que se establece una configuración genética estable y característica en cada persona que permanece durante el resto de la vida.

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«Todas nuestras neuronas tienen prácticamente el mismo ADN, pero los genes que se activan en cada una cambian con la edad», explica Manel Esteller, científico del Instituto de la Investigación Biomédica de Bellvitge en Barcelona, España, y coautor de la investigación. Agrega, además, que la adolescencia es una etapa decisiva para la configuración del cerebro.

La inactividad de los genes aumenta de manera constante desde el nacimiento hasta alrededor de los 16 años. Es a partir del final de la adolescencia que deja de haber cambios drásticos y el cerebro decide qué genes quedarán activados o silenciados en las neuronas. Este período se puede traducir en altibajos emocionales y cambios de conducta, y es conocido, comúnmente, como «la edad del pavo».

Los científicos responsables del estudio -publicado en la revista «Science»- buscan entender cómo es que funciona el epigenoma, el encargado de fiscalizar la información genética de un organismo. Su tarea es apagar y encender los genes ubicados en su corteza y controlar el razonamiento, la toma de decisiones conscientes y la conducta social en las distintas etapas de la vida.

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En investigaciones anteriores se demostró que en el cerebro de los recién nacidos se forma un gran número de conexiones entre neuronas. Muchas de éstas se pierden durante la infancia y la adolescencia. Otras se consolidan gracias a las experiencias vividas y a la educación recibida. «Sabemos que el cerebro tiene una gran plasticidad, pero no sabemos bien cómo lo modifican nuestras vivencias», observa Esteller. «El epigenoma nos aclara en parte cómo se producen estos cambios».

De ser correcta esta hipótesis, se abre una vía a mejorar el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades neuropsiquiátricas y, así, mejorar la salud de las personas.

Fuente: Entremujeres.com

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