Los seres humanos tendemos a criticar y reprocharle a los demás nuestros propios defectos reflejados en otros individuos, cuando rehuimos a entender nuestras características que nos dan la personalidad o cuando nos negamos tercamente a comprender nuestros sentimientos como: celos, agresividad, rencor, ambición frustraciones, buscamos como salida acusar en otros estos comportamientos, a esto es lo que se le conoce como "efecto espejo".
Nuestras actitudes negativas que emergen gracias al reflejo de nuestros propios errores, limitaciones o defectos, ocasionan en la persona una posición crítica y hasta agresiva hacia todo lo que lo rodea generando a su vez la "sombra individual" que individualiza el comportamiento humano.
Esther Lobo en su página web www.estherlobocoaching.wordpress.com manifiesta que el efecto espejo es "ver en otros lo que no nos gusta aceptar que somos y, por tanto, hemos apartado de nuestro consciente y dejado en la sombra (inconsciente) con tal de no verlo". El contacto con otras personas y la comunicación es el espejo que nos brindará la oportunidad de mirarnos y conocer nuestra sombra y luz, cuando lo que observamos nos agrada lo aceptamos y valoramos en nosotros mismos.
Quienes trabajamos en el mundo de las comunicaciones debemos comprender que el ser humano siempre intentará reflejar su personalidad, negativa o positiva, en terceros y que además asumirá que su marco de referencia es igual o por lo menos parecido al resto del mundo, con lo cual se debe lidiar a la hora de estructurar un plan de imagen pública.
Las comunicaciones tienen que estar dirigidas a que el individuo sienta reflejado en los mensajes transmitidos una serie de datos de identidad que lo unan con la proyección de imagen que se quiere promover. El hombre se inclinará a fustigar a los demás a los cuales reconozca, subconscientemente, sus propias carencias, pero se sentirá cómodo con aquellas imágenes que sean similares a sus bondades.
Si aplicamos el "efecto espejo" como parte de la estrategia comunicacional de resaltar los valores y condiciones positivas de nuestro público, éste se sentirá conforme y representado en los mensajes emitidos, causando una empatía entre él y nuestra institución y/o candidato.
Si el "efecto espejo" es una oportunidad de reconocernos a nosotros mismos, ¿por qué la publicidad o los mensajes institucionales no pueden estar dirigidos a que los seres humanos inicien un trayecto de sinergia y de identificación de su entorno con él mismo?, la respuesta es: no existe ningún impedimento para ello.
Fuente:
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