La envidia es una de las peores cosas del mundo –también una de las más usuales, e incluso, según un estudio de la universidad de Colorado, una de las más útiles para darnos una idea sobre nosotros mismos con respecto a los demás. En el caso del sexo parece que esto aplica especialmente si tenemos relaciones con más frecuencia que la gente cercana a nosotros.
El doctor Tim Wadsworth ha estudiado la relación entre sexo y felicidad; encontró que, como suponemos, el sexo hace efectivamente feliz, “más sexo” es relativo a la cantidad de sexo que tienen con respecto a alguien más; en la misma lógica, si la persona siente que tiene “menos sexo” que la gente a su alrededor, menor felicidad percibe.
Entre 1993 y el 2006, Wadsworth entrevistó a 15,386 personas, y encontró que la gente que tenía sexo dos o tres veces al mes reportaban un nivel de felicidad autopercibida más alto que aquellos que no habían tenido sexo durante el año anterior. Pero esa percepción puede derrumbarse si la gente cree (sea cierto o no) que otras personas están teniendo más sexo que ellos. Si una persona que tiene sexo dos o tres veces al mes cree que sus amigos o colegas tienen sexo una vez a la semana, la percepción de felicidad cae alrededor de 14%. Informó pijamasurf.com
Wordsworth explicó que estos datos no explican necesariamente por qué la gente se siente menos feliz, pues además de que la felicidad se experimenta y construye subjetivamente, muchos otros factores nos hacen sentirnos bien (o mal) con nosotros mismos; lo que se destaca es la comparación: si en el estudio sustituimos “sexo” por “dinero”, los resultados podrían ser similares.
Las pláticas entre amigos generalmente tocan los asuntos sexuales como una necesidad narrativa, pero puede ser que también como una forma de saber cuánto sexo tienen los demás, para saber si estamos teniendo suficiente, poco o demasiado sexo (lo cuál tal vez nunca sea demasiado). Y es que no tenemos un parámetro ideal de cuánto sexo o cuánto dinero es suficiente, y establecemos así nuestras propias unidades de medición comparando lo que tenemos con lo de los otros. Y como dice la canción, el pasto siempre es más verde en el jardín del vecino.