Mis líneas siempre han estado dedicadas a enaltecer los logros de nuestros atletas y en ocasiones sus caídas trato de maquillarlas porque, como deportista que fui, se que a veces damos todo en cualquier terreno y las cosas no nos salen como deseamos.
Hoy mis letras se visten de tristeza, indignación y dolor al conocer la noticia de la muerte de dos jóvenes que salieron de sus casas con la ilusión de lograr un cupo a los próximos Juegos Nacionales Juveniles 2013, el cual nunca llegará, gracias a la imprudencia de aquellos a quienes el alcohol los hace perder la razón.
La impotencia se apodera no solo de mí, pues estoy segura que todos sienten lo mismo que yo. No conocí a Joel Téllez, pero a su corta edad (16) ya pintaba para ser un gran atleta. El 12 de mayo vestido de Vinotinto competiría en Santo Domingo, República Dominicana, donde buscaría un cupo al Mundial de 2014, ahora deberá hacerlo en el cielo.
Su compañero Fernando Boccia (18), también era selección nacional, ahora, a sus padres solo podría quedarles el consuelo de que partieron haciendo lo que amaban, el triatlón.
Ante esta dolorosa noticia me pregunto ¿Quién controla nuestras calles en las madrugadas. En qué momento cedimos nuestros espacios y ahora son controlador por «borrachos y el hampa» a su antojo?
El ciclismo es una forma de vida, cada atleta pasa más tiempo sobre su bicicleta que compartiendo con amigos o familiares, y siento una pena tremenda por aquellos conductores que se creen dueños de las carreteras y lanzas sus vehículos sobre nuestros deportistas, quienes solo pedalean por darnos una alegría al momento de subirse a un pódium.
El hecho ocurrió en el único municipio del estado Anzoátegui que cuenta con ciclovía. Para los que no saben, es un espacio demarcado en la carretera que es utilizado por los ciclistas, pero de qué sirve tenerla si nadie la respeta.
Escribiendo estos párrafos me pregunté por qué me tome el atrevimiento de dedicarle unos líneas a esta tragedia y la respuesta inmediata fue, por aquel que me supo decir «¿Qué hacían esos chamos a esa hora (4:45 am) por ahí? Me provocó insultarlo, pero enseguida entendí que nuestra sociedad está perdida.
A esa hora Joel y Fernando junto a varios de sus compañeros de la selección de Carabobo, se dirigían al lugar de la competencia, pues a diferencia del responsable de esta tragedia, ellos, antes de que el sol saliera salían a la calle a hacer de nuestra Venezuela un mejor país.
Dios aún no me ha dado la dicha de ser madre, por eso no puedo imaginar el dolor que deben estar sintiendo ellas, pues se suponía que sus hijos regresarían con una medalla en el pecho y no en la caja donde se guardan.
¿Por qué pasan estas cosas? ¿Quiénes son los responsables? Quisiera decirlo, pero mis líneas y letras solo tienen espacio para nuestros héroes verdaderos.
Ojalá esto abriera un poquito la consciencia de muchos, pero sé que no será así.
Atletas, Dios los mandó a llamar, pues seguramente allá arriba las vías sí estaban disponibles para ustedes.
Por: Franjolys Borges