Ayer se cumplió un mes del fallecimiento oficial del ex presidente de la república y parece que hubiese trascurrido mucho más tiempo. La cantidad de hechos, entre lamentables, trágicos y divertidos, nos recuerdan la tesis de Einstein acerca de la relatividad del tiempo, ya que para los venezolanos este mes difícilmente es comparable con 30 días de otro país donde las instituciones garantizan estabilidad y tranquilidad. Los largos y electoreros funerales, la súbita convocatoria a elección sin que se permitiera a los nuevos electores que sufragaron el 16 de diciembre hacerlo el 14 de abril, violando el derecho Constitucional de esas personas a participar y la forma fraudulenta en que los órganos de justicia asignaron al candidato del PSUV los mismos derechos de un presidente electo con votos que opta por la reelección, son sólo pequeños elementos de las distorsiones de estos 30 días que los caracterizan como un periodo de vértigo.
En este artículo voy a profundizar un poco lo que escribí ayer cuando dije que Nicolás se asume a si mismo más como un profeta que como un candidato típico en una democracia moderna. Los intentos por hacerle creer al país que entre el fallecido presidente y sus electores existía una conexión espiritual que iba mucho más allá del ámbito de la política fueron de Schemell, quien expresaba desde hace varios años que sus estudios cualitativos arrojaban una conexión mágico religiosa entre Chávez y el pueblo que lo seguía, lo cual explicaba, según él, que las personas independientemente de los problemas cotidianos siguieran acompañándolo. Conociendo los vínculos con sectores del PSUV del ciudadano en cuestión, cabe la hipótesis tipo leyenda urbana, que previendo un desenlace fatal de su vida, hayan comenzado a desarrollar la profecía auto cumplida que suelen buscar algunos encuestadores con sus estudios de opinión, para empezar el proceso de endiosamiento o canonización exprés del ex presidente.
Si bien puede existir una conexión más allá de lo racional entre el fallecido presidente y muchos de sus seguidores, llegar a compararlo con Jesucristo es una blasfemia e intentar colocarlo al nivel de un dios es una herejía. En la vida pública de Chávez el uso de la violencia y la promoción del odio y la división social no tenían nada que ver con el pensamiento cristiano. Su aparición pública el 4 de febrero de 1992 fue en medio de una intentona golpista sangrienta que dejó cientos de soldados, policías y civiles fallecidos. No encuentro en ningún pasaje de la Biblia un episodio en el cual Jesucristo, en nombre del amor, haya recurrido a la muerte o la violencia para salvar a los más débiles. En el ejercicio de su gobierno hubo episodios muy duros, como dejar sin empleo, prestaciones sociales, seguro médico y casa a más de 20.000 trabajadores de la industria petrolera. Nuevamente, la destrucción total para rehacer un nuevo orden se encuentra reñida con el amor y la prédica cristiana.
Hay episodios que da vergüenza mencionar pero que forman parte de nuestra historia contemporánea y de los valores que pregona la nueva religión promovida por el madurismo. Cuando murió CAP, la expresión oficial fue “yo no pateo muerto”, negándosele el luto y el respeto que merecía su condición de ex presidente de la república. El país observó atónito como la vida de Franklin Brito se desvanecía y la popular rabo e´cochino no quiso usarse para salvarlo. Cristo amó y perdonó a sus apóstoles, al extremo que besó a Judas a sabiendas de que lo había traicionado al entregarlo a los romanos. Baduel, Urdaneta Hernández, Acosta Chirinos, Guyon y muchos de los que acompañaron al ex presidente en su cruzada inicial están presos, relegados y son víctimas del poder del Estado para borrarlos de la historia.
La religión que se está promoviendo está cargada de antivalores y contradicciones. Ayer hubo una ceremonia oficiada por un cura y casi al mismo tiempo un acto con militares en donde, en nombre del amor al líder y de su semejanza con Jesucristo, se hablaba de usar las armas, que están destinadas a defender y resguardar al pueblo, para pulverizar a la mitad del país que piensa diferente.
Finalmente, en relación con los errores, Winston y su pequeño grupo de artistas han realizado la hazaña de revivir en el imaginario colectivo la frustración y el enorme dolor social que significó el cierre de RCTV, recordemos que en ese momento la popularidad del gobierno y del entonces presidente tuvo uno de sus niveles más bajos. Ayer los artistas a favor del cambio realizaron un acto maravilloso, emotivo, lleno de profundo amor a Venezuela, que reunió a la mayoría de nuestro talento artístico a favor de una causa presidencial como nunca antes había ocurrido en la historia. Todo el que vio el acto de los artistas con @hcapriles se conmovió inclusive hasta las lágrimas, recibiendo una carga de valentía y compromiso que difícilmente logra un candidato solo con su campaña.
En una campaña tan corta y tan cargada de emociones, las encuestas tienen poco que decir. Es por ello que el análisis más eficiente se hace sobre la base de los errores o aciertos de los candidatos participantes y de la capacidad de movilizar a millones. Hasta ahora, la campaña de Capriles ha tenido una primera estrategia de consolidar a su electorado y a partir del inicio formal de la misma, ampliar su base de apoyo con un discurso dirigido al centro, cometiendo muy pocos errores. Mientras que la campaña de Nicolás, ha estado envuelta en elementos esotéricos y ha estado dirigida básicamente a su electorado duro, cometiendo muchos errores, entre los que destacan su terrible desempeño en temas económicos y su alta propensión a la mentira.
Voy a cerrar parafraseando a Gledis Ibarra, Nicolás no es Chávez ni Capriles representa al pasado. Si los venezolanos asumen con un mínimo de racionalidad su decisión del 14 A, creo que Nicolás no tiene ningún chance de ser presidente. El país que se niega a seguir viviendo el modelo del caos perdió el miedo y está activado, del trabajo de esos millones de venezolanos dependerá que Venezuela amanezca el 15 A entonando el himno nacional entre todos. Venezuela somos todos.
Carlos Enrique Valero / @carlosvalero08