En su primer mensaje de Pascua, el papa Francisco pidió ayer por la paz en el mundo, poniendo el acento en la tensión en la península coreana, la situación en Medio Oriente y la crisis en Siria y la República Centroafricana.
Ante unos 250 mil fieles reunidos en la plaza de San Pedro, adornada con miles de flores, el Papa pronunció el tradicional mensaje Pascual y la bendición Urbi et Orbi, pero lo hizo sólo en italiano y no felicitó la Pascua en el medio centenar de idiomas en que solían hacerlo Juan Pablo II y Benedicto XVI.
En su fuerte y sentido mensaje pacifista, el Pontífice argentino repasó la situación del mundo y pidió paz, “sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación”. Además, pidió de manera especial “paz para Medio Oriente”, recordando las dificultades que encuentran israelíes y palestinos para “encontrar el camino de la concordia” e instando a las partes involucradas a reanudar las negociaciones “con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado”.
Luego de ser interrumpido por un cerrado aplauso, Francisco continúo su mensaje pidiendo asimismo la paz para Iraq y “sobre todo, para la amada Siria, afectada por un conflicto que genera tantos refugiados que esperan ayuda y consuelo. ¿Cuánta sangre derramada y cuánto dolor se ha de causar todavía, antes de que se consiga encontrar una solución política a la crisis?”, se preguntó.
En su discurso pidió por la República Centroafricana, “donde muchos se ven obligados a abandonar sus hogares y viven todavía con miedo”.
El papa Francisco aludió también a otros males que aquejan a la humanidad, y al planeta, al pedir paz para un mundo “tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y por la explotación inocua de los recursos naturales. Paz a esta Tierra nuestra”, dijo, no sin antes pedir a Jesús Resucitado traer consuelo “a quienes son víctimas de calamidades naturales y que nos haga custodios responsables de la creación”.
Como ya va siendo costumbre, cientos de miles de fieles abarrotaron la plaza de San Pedro y la vía de la Conciliación, que el Papa recorrió al término de la misa de Pascua y antes de la bendición a bordo del papamóvil, desde donde iba saludando personalmente a la multitud que agitaba banderas, sobre todo argentinas, y gritaba “¡Viva el Papa!”. En uno de los momentos más significativos del recorrido se detuvo para besar en la mejilla un niño y un adulto parapléjicos.
Agencias