Hace dos años la NASA puso en marcha la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory), que consistió en lanzar dos satélites, bautizados como Ebb y Flow, para mapear la superficie de la Luna. El objetivo: conocer cómo se formó el único satélite natural de la Tierra. La imagen de arriba, un mapa de gravedad de la Luna, creado a partir de los datos recogidos por Ebb y Flow, ayuda a descifrar el misterio.
Las regiones en azul son zonas con menor gravedad que las zonas en rojo. El análisis de los datos de la misión GRAIL indica que la Luna tiene una corteza exterior más fina de lo que se creía, de unos 40 kilómetros de profundidad, y una composición general muy similar a la de la Tierra. Informó gizmodo.com
Los resultados de la misión apoyan la hipótesis generalizada de que la Luna se formó en realidad a partir de material de la Tierra tras una tremenda explosión que tuvo lugar en el Sistema Solar hace 4.500 millones de años.
Tras completar su misión, los satélites Ebb y Flow fueron estrellados contra la superficie de la Luna a una velocidad de unos 6.000 kilómetros por hora. Hace unos meses se publicaron de hecho las últimas imágenes que captaron antes de estrellarse. Se muestran en el vídeo debajo. Sin duda, es la mejor despedida posible.