El cerebro: Un potente motor sensible a las degeneraciones neuronales

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El cerebro del Homo sapiens es superior al del resto de animales, incluso al de los primates. Su desarrollo nos ha supuesto una gran ventaja cognitiva. Sin embargo ese desarrollo también ha tenido «efectos secundarios». Así, el alzhéimer es el «precio» que tenemos que pagar los Homo sapiens por nuestra evolución cerebral. Señaló 20minutos.es

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Así lo afirma un estudio, realizado por el científico del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH) Emiliano Bruner y la neuropsiquiatra Heidi Jacobs, del Instituto Alemán de Neurociencia de Jülich, que acaba de ser presentado en Burgos.

Aunque hasta ahora se relacionaba el alzhéimer con los daños celulares en las áreas temporales y frontales del cerebro, la investigación realizada durante los últimos tres años se fija en una fase más temprana de la enfermedad caracterizada por un defecto metabólico centrado en las áreas parietales, donde reside la capacidad cognitiva que diferencia al Homo sapiens del resto de animales, incluso de los primates.

Según Bruner, el mayor cambio en el cerebro en los últimos cinco millones de años se encuentra en el desarrollo de las áreas parietales del Homo sapiens, que se sitúan en la parte central superior del cerebro.

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Efectos secundarios de «nuestra inteligencia»

La consecuencia es una «gran ventaja cognitiva», aunque tiene «efectos secundarios» porque al estar en el centro geométrico del cerebro esta zona es propensa a sufrir elevadas temperaturas, que perjudican al cerebro; también requiere mucha actividad vascular, que puede ir asociada a toxicidad, y mucha energía, por lo que puede registrar problemas de metabolismo.

Ocurre así que «un motor muy potente y específico de las áreas parietales conlleva también una gran sensibilidad a la neurodegeneración», explica el científico. En este sentido, sostiene que los efectos que se han encontrado en las áreas temporales y frontales, asociados al alzhéimer, no son la causa de la enfermedad, sino una de sus consecuencias.

Bruner entiende que la localización del origen del Mal de Alzheimer en las áreas parietales explica que la enfermedad no afecte a más especies, porquees una zona exclusiva del Homo sapiens.

El experto considera «lógico» que la selección natural no haya terminado con el alzhéimer, dado que se registra sobre todo en edades avanzadas, cuando ya ha pasado la época reproductiva, por lo que la selección se queda «con la ventaja evolutiva sin tener en cuenta sus efectos asociados».

Según Bruner, este trabajo –que se ha publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease– abre todo un nuevo campo de investigación sobre el alzhéimer desde varios campos científicos.

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