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En un día de esplendorosos rayos solares cuando Eolo se niega a relajar nuestro sudoroso cuerpo, es reconfortante recostarse debajo de la enramada de un frondoso árbol. Este no solo provee sombra sino que da vida, proporciona subsistencia, adorna nuestras casas y hasta nos ayuda a respirar sano.
En el quehacer histórico venezolano existen muchos árboles emblemáticos que se recuerdan o reconocen porque en algún momento de la historia han sido testigos de pasajes muy importantes de la misma, aunque suene a leyenda. Por ejemplo, ¿qué hubiese sido del niño Simón Bolívar sin el patio de granados de su hermosa casa de San Jacinto en Caracas?
Ya hombre, Simón se cobijó bajo la inmensa sombra del Samán de Güere, haciendo un alto en sus andanzas, días antes de la batalla de Carabobo, cuando trotaba llevando en su mente aquellos sueños libertarios. Debajo de este muy famoso árbol, declarado patrimonio natural y emblema del estado Aragua, muchas ideas se han gestado.
¿Y el limonero del Señor plantado en la esquina de Miracielos, ese que curó a los caraqueños de aquella terrible epidemia de fiebre amarilla al cual resaltara el poeta Andrés Eloy Blanco en su magnífica obra?
La Ceiba de la esquina de San Francisco en la capital de la República, es otro patrimonio natural, declarado así en el año 2.001, situado en frente de la iglesia del mismo nombre, donde Venezuela refrendó a Simón Bolívar el título de Libertador.
Hoy en día se encuentra en un separador vial con vegetación. Se recuerda por el gran diámetro de su tronco y el área que abarcan sus ramas cargadas de verdes hojas aún cuando ha tenido que ser podado porque algunas de sus gruesas ramas, con el correr del tiempo, se han secado. Esta especie vegetal se reconoce como el árbol emblemático del Distrito Capital.
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Se conocen también la Ceiba de Cabudare, estado Lara, y la Ceiba de Antolín del Campo, en la Isla de Margarita.
Aunque el Araguaney es el árbol emblemático de Venezuela, cada estado de nuestro país tiene el suyo, por lo tanto el de Amazonas es el Caucho. En Anzoátegui tenemos al Cereipo, de Apure el Merecure, en Barinas el Cedro.
El árbol distintivo de Bolívar es la Sarrapia y el de Carabobo es el Camoruco. Cojedes con el Apamate y Delta Amacuro el Mangle Rojo. En Falcón abundan el Cují y el Yaque, en Guárico la Palma Llanera.
Tenemos en Lara el Semeruco, en Mérida el Bucare, en Miranda el Roso Blanco y en Monagas el Moriche. De Nueva Esparta se conoce el Guayacán, de Portuguesa la Caoba. En Sucre el Roble y en Táchira el Pino Criollo, con el Bucare en Trujillo, en Yaracuy el Chaguaramo y el Cocotero en Zulia.
Algunos de coloridas y muy bellas flores, unos de deliciosos frutos y otros con madera resistente utilizadas para distintos fines, cada uno de ellos nos brinda su esplendor y nos ofrece la suave y refrescante brisa de sus ramas que se mueven al compás del viento que las agita.
Gliceria Gil