¿La justicia?, a veces tarda pero llega… ¿Qué hay que esperarla sentado?, bueno está bien la esperaré, pero de que llega llega y agarra a todo aquel que queriéndose pasar de listo abusa del poder que en ocasiones damos los electores inocentemente sin percatarnos del lobo feroz que se esconde detrás de la “capelucita roja”.
La historia, y sobre todo la de nuestro país, posee infinidades de casos que se nos presentan confirmando esta realidad, pero aquí solamente reseñaré la que nos afecta directamente y la que luce tan patética como tantas otras de los anales de nuestra civilización, les narraré ligera y cortamente como un bribón tomó por incautos a todo un municipio, que hoy lucha con ahínco para enmendar el error cometido, y me refiero a lo que acontece en nuestra querida ciudad.
Hace ya más de cuatro años los vecinos de Lechería y del Morro creímos que ese muchacho que se postraba delante de nosotros como una víctima de atropellos era el indicado para guiar los destinos de la localidad, pero nos equivocamos como suelen errar los hombres; hoy, el atropellado de ayer, es el más grande abusador y perpetrador de indolentes iniciativas que haya pasado por la alcaldía del municipio Diego Bautistas Urbaneja, y ya con decir esto, creo que he dicho demasiado, porque tan sólo esta afirmación describe el horror que hemos padecido.
Con el mayor caradurismo del cual se tenga memoria en nuestra ciudad el alcalde saliente ha vulnerador acuerdos vecinales, pasado por encima el derecho y el respeto a la propiedad privada, ha actuado como un sacrílego al violar todas las leyes morales, éticas y los valores de esta ciudad.
Pero todo el que la hace se paga, de eso no pueden olvidarse ni el alcalde, ni la cantidad de secuaces que posee a su alrededor, mucho de ellos forasteros de este municipio, que no le duele Lechería, pero sí le tienen un amor infinito a las bondades que emanen de nuestro suelo… Pero no hay mal que dure mil años, en este caso no existe gobierno impopular y fracasado que sea reelecto, ni cuerpo, y menos población, que lo resista.
Sé que más temprano que tarde los hoy reyezuelos de Lechería caerán y con ello se precipitará el dominio de la inmoralidad que reina en nuestra ciudad; ya existe una fecha para el castigo popular que de seguro le propinarán los vecinos de Lechería a este engaño que camina y que con dientes de roedor trata de ocultar detrás de su sonrisa todos los males que ha procurado en tan corto tiempo a todo un municipio.
Pero después, o tal vez antes, todo está en manos de Dios y de los hombres, el alcalde no sólo afrontará el carácter fuerte de un pueblo engañado, sino que tendrá que asumir la responsabilidad de sus actos y enfrentar todos los cargos que se le imputan por diferentes tropelías que por cierto son normales en los canallas de su tipo. Como diría alguien por allí, Víctor cómprate unas alpargatas que lo que te viene es joropo y del bueno.
Rubén Malaver