Algunos estudios han revelado que las mujeres y los hombres homosexuales están más insatisfechos con sus cuerpos que los varones heterosexuales y las mujeres lesbianas.
Sin embargo, investigaciones recientes demuestran que los varones heterosexuales también muestran grados de insatisfacción corporal en lo que respecta a su altura y su musculatura. Llegan, incluso, a padecer dismorfia corporal: una preocupación constante centrada en el tamaño de los músculos.
Los patrones físicos que más preocupan a las mujeres están centrados en el tamaño de los pechos, las caderas y los muslos. Además, refieren que estas zonas son las preferidas por los hombres y les atribuyen entonces un valor especial en la atracción.
Respecto a cuáles son los indicadores masculinos que las atraen, las damas responden que la altura y la personalidad son lo más importante. Es interesante destacar que estas mujeres consultadas en el estudio (Stone College, 2009) revelan que otros atributos físicos como los ojos, la sonrisa y la musculatura, se convierten en seductores cuando entran en acción, es decir, por la intención u emoción que trasmiten.
La influencia de los patrones sociales y de los medios de comunicación en la construcción de ideales de género es indiscutible. Se cree que la importancia de la altura (el hombre más alto que la mujer) se debe a cuestiones asociadas con el “poder o la dominación” masculina por sobre la femenina.
En el ámbito de la conquista amorosa, se juegan indicadores físicos que sirven de guía o de conexión para que se desarrollen otros aspectos, quizá más sólidos y duraderos. ¿Pero qué pasa cuando la fuente de atracción corporal se agota? Ya he dicho que para las mujeres no es tan importante el cuerpo masculino en tanto físico, sino a cómo el hombre “usa” o pone en acción sus atributos corporales.
Existe una conexión íntima entre el mundo emocional y la expresión del cuerpo. Por lo tanto, la pérdida del atractivo físico del compañero es posible que aluda a la pérdida del componente emocional: alegría, ternura, comprensión, pasión, deseo, enojo, motivación, reciprocidad, etc.
Es probable que cuando se llega a ese estado de las cosas, el hombre haya perdido para sí mismo su propio atractivo. Y esto no compete sólo a los hombres, aunque es posible que ellos sean más proclives al descuido personal que las mujeres. Volver hacia uno mismo no debería depender de cuestiones, sociales, ni económicas; ni estar mediado por patrones culturales de género. Debería ser un compromiso con nuestra existencia. Más allá de otros problemas vinculares, las parejas se quejan de apatía, falta de emoción, falta de dinamismo, comodidad nociva, exceso de responsabilidades laborales, pérdida de imaginación y de espontaneidad. La vida se ha vuelto gris. Y así los cuerpos agotan sus posibilidades de resurgimiento.
Tips para mejorar la atracción corporal
* El cuerpo expresa tu mundo interno. Toda la belleza se vuelve inerte si no hay gracia, frescura, emoción y espontaneidad en tu interior.
* No debés permitir que las responsabilidades externas desplacen el cuidado personal.
* No te guíes por patrones que homogeinizan la belleza. La esencia de cada uno será siempre irremplazable.
* No caigas bajo la premisa: “ya no me atrae”. Intentá acercarte, acariciarlo y recuperar el contacto perdido.
* Abran espacios para comunicar lo que ocurre.
* Recuperen momentos de intimidad: una salida, un café, quedarse solos una noche… ¡Rompan la rutina!
* No cedan ante la comodidad y los objetivos materiales: representan la precarización de la esperanza.
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