El MAS a sus 42 años en medio de todas las dificultades, sigue haciendo grandes esfuerzos para cohesionarse, en su debate profundo está obligado a reflexionar sobre su destino y su vigencia.
El paso de la tolda naranja por el chavismo dejó un balance nefasto; Chávez necesitó al MAS para triunfar en el 98 y en dos años arrebató y usurpó el socialismo, también gobernadores, alcaldes, diputados y el grueso de la dirección política se quedó por esos lares. Quizás ha sido el partido más perjudicado por el chavismo.
El MAS siempre autónomo e irreverente se alejó del régimen autoritario, mesiánico, militarista y populista que encarna el proyecto hegemónico de Chávez y que no admite pluralismo, por el contrario exacerba la confrontación política y social, para polarizar y dividir a los venezolanos.
Ante esa terrible división que sufrimos en el país, el MAS asume sin complejos impulsar una política de unidad y reconciliación. Hoy una mayoría habla de dialogo, estamos obligados a profundizarla. El gobierno y la oposición deben abrir un diálogo franco por Venezuela.
A pesar de las victorias electorales del régimen y de los cuantiosos recursos administrados, la pobreza, el desempleo y la inseguridad, siguen siendo problemas que agobian a los ciudadanos día a día y que nos enrumban a una terrible crisis política y económica.
El Chavismo hoy sufre el drama de perder a su líder mesiánico, no se ve en el horizonte a otro con la fuerza y capacidad para poder sustituir a Chávez.
En medio de todo esto aparece un nuevo proceso electoral. La heterogénea oposición debe recapacitar y dejar atrás los importantes errores. La MUD debe retomar su objetivo central de unir a toda la sociedad democrática para lograr un cambio en Venezuela. Su responsabilidad debe ir más allá de lograr acuerdos electorales.
Para las próximas elecciones municipales, la MUD y todos los candidatos a Alcaldes deben ser amplios. Tenemos 8 años sin elegir concejales, se viene una gran oportunidad. Hay suficientes cargos en el país, para que todas las organizaciones estén representadas y así poder consolidar un desarrollo en el que ganen todos.
La aplicación rígida del método D’Hondt, solo favorecería a los partidos con más votos, lo cual con seguridad excluirá a los pequeños y nos dará otra derrota. Es momento de unidad y desprendimiento para triunfar.
Por Felipe Elías Mujica