La infancia ya no es lo que era. En el mundo occidental, los niños de hoy en día pasan más tiempo solos, aislados en sus cuartos, frente a la pantalla del ordenador o de la consola. Juegan, pero no se socializan tanto.
Todo este aislamiento, tanta soledad en casa o sentados en el coche, estas nuevas prácticas sociales, de ellos y de sus padres, están impidiendo que los niños tengan un desarrollo emocional saludable.
Su calidad de vida está empeorando si se compara con hace 50 años
Lo asegura la investigadora de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) Darcia Narvaez, quien lamenta que «la calidad de vida de los jóvenes estadounidenses está empeorando, sobre todo si se compara con hace 50 años».
Según esta psicóloga, la sociedad estadounidense está evolucionando a la baja en cuanto a la atención que proporcionan a sus descendientes, pues los niños pasan mucho más tiempo en los asientos de automóviles y cochecitos de lo que lo hicieron en el pasado. También juegan menos al aire libre, cuando el juego en contacto con la naturaleza influye favorablemente en las capacidades sociales.
Algunas investigaciones han repasado prácticas de crianza, como la búsqueda de alimento de las sociedades cazadoras-recolectoras, que generaban comportamientos saludables en la edad adulta. Por ejemplo, amamantar al niño tal y como se hacía antiguamente tiene un impacto positivo en el cerebro del niño, señala Narváez.
De cómo se relacione el niño con su entorno depende su reactividad al estrés o a la empatía
Asimismo, los estudios revelan que la respuesta que se dé a las necesidades del bebé, como por ejemplo no dejar que grite, influye en el desarrollo de su conciencia. Además, el hecho de que el niño tenga un contacto con su entorno cercano afecta en su futura reactividad al estrés, en su control de impulsos y en su empatía.
En general, los estudios demuestran un aumento de los casos de ansiedad y depresión en todos los grupos de edad; además de tasas superiores en la conducta agresiva y la delincuencia en niños pequeños. También una disminución de la empatía, compasión y moral entre los estudiantes universitarios.
No obstante, «el lado derecho del cerebro, que regula gran parte de nuestra auto-regulación, la creatividad y la empatía, puede crecer durante toda la vida», reconoce esta experta.