La única biografía autorizada de Steve Jobs salió a la venta en Estados Unidos el lunes, dos semanas y media después de la muerte de este genio perfeccionista que revolucionó el mundo, pero también supo ser un jefe terrible con la vida marcada por su condición de hijo adoptivo.
El esperado libro de 630 páginas sobre el cofundador de Apple, titulado simplemente “Steve Jobs” y escrito por Walter Isaacson, retrata al visionario de la tecnología en sus luces y sombras y ya está en la lista de los libros más vendidos para el Kindle de Amazon.
“He tenido mucha suerte en mi carrera y en mi vida. He hecho todo lo que podía hacer”, confió el legendario creador a su biógrafo poco antes de su muerte, el pasado 5 de octubre a los 56 años.
“Exijo a la gente la perfección, que es lo yo persigo”, explicó Jobs a Isaacson en una de las 40 entrevistas que mantuvieron entre 2009 y 2011.
En este libro de 571 páginas queda al descubierto una personalidad compleja, que según su biógrafo “era capaz de deformar a realidad” si no le convenía.
Según Isaacson, Jobs fue un genio de una rara creatividad que revolucionó seis industrias: las de los ordenadores, la de los filmes de animación, la de la música, la de los teléfonos, la de las tabletas y la de la publicación digital.
Steve Jobs era hijo adoptivo, una condición que marcó su vida. Había crecido en los años 1970 en la Bahía de San Francisco rodeado de la cultura hippie, pero fascinado por la tecnología.
Entre los pasajes más llamativos de la biografá está el que se refiere a su cáncer, del cual Jobs se enteró en 2003.
El cofundador de Apple se negó a operarse durante nueve meses porque no quería que “le abran el cuerpo”, eligiendo en cambio otros métodos para combatir esa enfermedad, como un estricto régimen vegetariano, acupuntura y otros tratamientos encontrados en internet.
Cuando finalmente aceptó ser operado, el cáncer se había extendido y Jobs mintió abiertamente afirmando haberse “curado”, mientras continuaba siendo objeto de tratamientos.
En agosto, el genio de Apple todavía creía tener tiempo y confió a Isaacson: “Sé que habrá muchas cosas en su libro que no me gustarán. Lo leeré dentro de un año si todavía estoy aquí”.
“A veces creo en Dios y a veces no. Creo que es un 50 y 50. Quizas porque quiero creer en una vida después de la muerte”, señala en otro pasaje.
Entre sus planes, Jobs tenía el de crear una televisión Apple “muy fácil de usar” e “integrada con todos los otros aparatos” que había desarrollado, con el objetivo final de hacer con la TV lo que había hecho con los ordenadores, los aparatos para escuchar música y los telefonos”.
También quería destruir Android, el teléfono inteligente de Google al que consideraba un “robo” del iPhone.
“Lucharé hasta mi último aliento y gastaré cada centavo de los 40.000 millones de Apple en el banco para rectificar eso. Voy a destruir Android porque es un producto robado. Estoy preparado para una guerra termonuclear”, prometía.
En cuestiones políticas, se decía “desilusionado” por el presidente Barack Obama, aunque en febrero pasado le había dicho durante una cena que estaba listo para hacer lo que éste le pidiese para ayudar a Estados Unidos.
Como jefe, era terrible, “uno de lo peores en el mundo”, según su biógrafo. “Podía ser muy duro, ya sea con una camarera o un programador que había trabajador toda la noche. Era capaz de decirles ‘lo que usted hace no sirve para nada’”, cuenta Isaacson.
Riquísimo, Jobs desconfiaba del dinero: “He visto mucha gente en Apple que era simpatica y simple y que cuando se volvió rica compró Rolls Royce, casas. Se volvieron extraños. Me prometí que no dejaré que el dinero arruine mi vida”.
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