Florece tres o cuatro veces en toda su vida, que se prolonga unos cuarenta años. En Suiza la última vez que lo hizo fue en abril de 2011, cuando atrajo a unos 25.000 de visitantes. Hasta entonces esta gigantesca flor solo se abrió en la Universidad de Basilea en 1936. El hecho de que su inflorescencia aparece solo un par de días, la convierte en un verdadero acontecimiento que atrae a un gran número de visitantes.
Sin embargo, no todos se atreven a acercarse a ella durante mucho tiempo, ya que tiene otro rasgo excepcional: desprende un fétido olor parecido al de la carne podrida, por lo que popularmente también la llaman «flor cadáver» .
Quienes no quieran arriesgarse a ver (y oler) la planta in situ, pueden contemplarla a través del Internet, ya que está siendo grabada con una cámara en tiempo real instalada en el invernadero de la Universidad mientras dura su florecimiento.