Los inocentes “intelectuales” del comunismo; esos “pensadores” que creyeron (y aún creen) que el comunismo es la fase superior de la sociedad (luego de superar el socialismo), aseguran que este es un nivel tan alto que la libertad humana sólo se completaría si se elimina la propiedad individual y se sustituye por el régimen de propiedad colectiva.
Esa propiedad colectiva no sólo sería sobre los medios de producción sino también sobre los bienes de uso personal o familiar. Pero para alcanzar su perfección, resultaba necesario eliminar el Estado en su totalidad y sustituirlo por unidades autogestionarias de gobierno colectivo, que se denominarían comunas. De esta forma, la felicidad plena llegaría finalmente.
Pero ninguna revolución completó la última fase de eliminar el Estado y permitir que las comunas gobernaran. Todas las revoluciones terminan enquistándose en el poder y creando Estados totalitarios. Los gobernantes no completan la fase de entregar a las comunas el poder porque se niegan a renunciar a ese privilegio de convertirse en dioses de esos países y pasar a la eternidad como seres adorados. Esa es la
razón por la cual el comunismo jamás será viable para las sociedades.
Y es que después que se sustituye al Estado Democrático por el Estado Socialista, es imposible darle paso al Estado Comunista (comunas) porque quienes ostentan el poder se niegan a perder esos privilegios y
la idea comunal sólo queda hasta la creación de las comunas, estas nunca ejercen el control del Estado.
Este fallido experimento sociológico hizo que el mundo llegara a tener 1/3 parte conformada por territorio comunista. Una invasión que costó la vida de más de 100 millones de seres humanos y el atraso de países
enteros, pobreza, ignorancia, enfermedades y la supresión absoluta de libertades. Era una guerra encarnecida no declarada entre el totalitarismo y el mundo libre.
El enorme fracaso del comunismo fue simplemente que iba en contra de la libertad y dependía de las decisiones de un solo hombre que ejercía el control total del Estado en nombre del “bienestar del pueblo”. El
comunismo pasó de ser el mandato del “proletariado” o pueblo, para dar paso al mandato del Estado y su cúpula. Un sistema centralizado que era más deficiente y corrupto que cualquiera anteriormente.
Lamentablemente, nuestro país “avanza” en esa dirección. Casi imperceptiblemente, nuestra sociedad se dirige hacia la creación de un Estado Socialista que terminará en un Estado Comunista, pero sin que
las comunas ejerzan verdadero peso, como también ocurrió en todas las revoluciones inspiradas en esa “idea”.
Los consejos educativos no son más que el control político-partidista de la educación; al igual que la compra desproporcionada de armamento para el control de masas; asimismo, la eliminación de juntas parroquiales, consejos municipales y alcaldías; todo con un propósito, el control de la sociedad para transgredir los cimientos y apoderarse de todo el país.
Realmente, esa utopía llamada comunismo, jamás se ha ejercido como fue pensada por sus creadores porque siempre cedió ante los deseos de los hombres. Y nuestra realidad venezolana, tengan por seguro, que no será diferente a las decenas de países que pasaron por todo ello teniendo el mismo resultado: naciones empobrecidas, enfermas, corruptas, muriendo lentamente y controladas por un Estado totalitario tan
opresor e inhumano como la máscara de humanidad que profesa. ¿Será que nos jodimos?
Por Noel Valderrama/ @NoelValderrama