La tecnología nos ha cambiado la vida pero no toda lo ha hecho para bien. También están los inventos tech malditos, aquellos que los usuarios odian a muerte y que les encantaría ver desparecer de la faz de la tierra. La lista de odios, la lista de inventos tech que los usuarios quemarían en una hoguera, es muy larga: estos son nueve de esas innovaciones malditas.
Comic Sans
Posiblemente la tipografía más incomprendida de la historia. Nació para crear una interfaz amigable para niños, con sus formas redondeadas y divertidas, pero dio el salto al consumo de masas. El público la adoró, los diseñadores gráficos sufrieron primero en silencio y luego de forma evidente y clara y la Comic Sans se convirtió, muy a su pesar, en un elemento maldito. La Comic Sans es como uno de esos tíos pesados que nadie quiere invitar a las fiestas familiares.
El odio que ha despertado entre según que sectores de la sociedad (que no entienden porqué otros siguen usando esta tipografía amigable en lugares tan incongruentes como funerarias) es tal que existe un movimiento organizado para acabar con ella. Ban Comic Sans intenta prohibir su uso de forma planetaria, mientras Comic Sans Criminal intenta algo menos drástico. Ellos apuestan por dar las herramientas para identificarse como un malvado de la Comic Sans y rehabilitarse. En medio de tanto odio contra la Comic Sans, otros han salido a defenderla: el Comic Sans Project intenta rehabilitarla con humor.
Posiblemente la tipografía más incomprendida de la historia. Nació para crear una interfaz amigable para niños, con sus formas redondeadas y divertidas, pero dio el salto al consumo de masas. El público la adoró, los diseñadores gráficos sufrieron primero en silencio y luego de forma evidente y clara y la Comic Sans se convirtió, muy a su pesar, en un elemento maldito. La Comic Sans es como uno de esos tíos pesados que nadie quiere invitar a las fiestas familiares.
El odio que ha despertado entre según que sectores de la sociedad (que no entienden porqué otros siguen usando esta tipografía amigable en lugares tan incongruentes como funerarias) es tal que existe un movimiento organizado para acabar con ella. Ban Comic Sans intenta prohibir su uso de forma planetaria, mientras Comic Sans Criminal intenta algo menos drástico. Ellos apuestan por dar las herramientas para identificarse como un malvado de la Comic Sans y rehabilitarse. En medio de tanto odio contra la Comic Sans, otros han salido a defenderla: el Comic Sans Project intenta rehabilitarla con humor.
Otro incomprendido. Clipo, Clippy en su versión en inglés, era el asistente de Office, la popular suite de ofimática de Microsoft. Estaba siempre en un lateral de la pantalla, en la que golpeaba cuando pensaba que el pobre usuario podría estar perdido y necesitado de ayuda. ¿En qué puedo ayudarle?, preguntaba. El clip también hacía sus cosas cuando se aburría por inactividad, como enroscarse como una culebra o dormir (con ronquidos incluidos).
Clipo despertaba ternura entre aquellos usuarios menos dotados, pero también despertaba las peores pulsiones entre otros. Aunque había otros asistentes (como un mago Merlín, un globo terráqueo, un sabueso o un gato), Clipo fue el que focalizó todos los odios. Los usuarios lo consideraban intrusivo, molesto y poco útil.
El odio contra Clipo lo empujó a la muerte. En las últimas versiones de Office, Microsoft ha prescindido de su simpático clip y de cualquier elemento que se le pareciese. Tras su fallecimiento, la revista Time lo destacó como uno de los peores inventos de la historia, adelantando a la Comic Sans o a las chanclas Croc.
PowerPoint
Las presentaciones en PowerPoint son uno de los elementos que más aman los directivos de todo el mundo, que aburren a empleados, socios y colegas con largas presentaciones con millones de slides y una increíble cantidad de texto. ¿No se puede comunicar bien a nivel de empresa sin un completo PowerPoint?
El amor por las presentaciones PowerPoint no alcanza a todas las capas de sus potenciales víctimas y usuarios. El odio a esta herramienta está también muy extendido y muchos son los que defienden su desaparición o el uso de otras alternativas. Es lo que sucede, por ejemplo, con el partido suizo AntiPowerPoint. Cada mes, según las estimaciones de este partido político, 250 millones de personas de todo el mundo están obligadas a participar en aburridas presentaciones de PowerPoint, a las que no hacen ningún caso (y ese aburrimiento supone unas pérdidas económicas de 350.000 millones de euros al año en todo el mundo, según sus balances).
GIF animados
Un clásico de la red, especialmente en esos primeros tiempos de locura Geocities. Las imágenes animadas eran un recurso utilizado de forma masiva en aquellas primeros sites. Cuantos más mejor. Cuanto más fantasiosos, más puntos en la escala de lo que era digno de estar en esos primeros sites de la historia de la red. El resultado final era esperable: el mundo acabó odiando a los gifs animados, que entraron en las pesadillas de todo diseñador web y se convirtieron en uno de esos productos malditos del imaginario colectivo.
Windows Vista
Microsoft lanzó Windows Vista después de Windows XP. Entre una y otra versión del sistema operativo mediaron cinco años: un lustro de espera para un producto que decepcionó mucho a los analistas. Los usuarios empezaron a quejarse de que el sistema operativo era lento, incompatible con muchos periféricos que ya tenían en casa y no conseguían ver cómo Vista mejoraba a XP. A los usuarios el cambio no les gustó y se creó una escalada de buzz negativo sobre el sistema operativo. Por mucho que Microsoft se esforzase en defender a Vista, el mundo ya había concluido que Windows Vista no era algo bueno y que mejor pasar a otra cosa. La otra cosa fue Windows 7.
Pop-up
Internet no podría sobrevivir sin la publicidad. La mayor parte del contenido existente en la red es de acceso gratuito, lo que ha obligado a cambiar cómo hacer negocio con el acceso al mismo. La publicidad se ha convertido, como sucede en la televisión, en la forma de financiación del producto.
Pero en ese universo de publicidad han nacido algunos formatos que los usuarios odian más que a ningún otro. Son los pop-ups, ventanas emergentes que abordan al internauta durante la navegación con múltiples recomendaciones comerciales. Saltan prácticamente de la nada y se cuelan en la navegación del usuario. La conclusión general es que los anuncios pop-up son un incordio.
La solución pronto emergió: los navegadores (Opera el primero) incluyeron herramientas de bloqueo de estos formatos publicitarios. Los antivirus también bloquean aquellos pop-ups más tendenciosos.
Anuncios de Spotify
La solución se ha convertido en un ejemplo de buenas prácticas para la industria de la música. Su ratio de conversión de usuarios ‘piratas’ en usuarios legales es bastante elevado y sus clones han aparecido de forma bastante elevada. El único punto negativo son los anuncios de su versión freemium (que garantizan que sea gratuita) y que se han convertido en un elemento más – y odiado – de la cultura popular. Una rápida búsqueda en Facebook permite encontrar varios grupos de antifans de los anuncios, incluso uno que agrupa a aquellos que insultan a las marcas anunciantes.
Webs con cancioncillas
Puede que muchos pensasen que, con la desaparición de Geocities y el cambio de ese internet a este, la música que recibía a los incautos internautas cuando visitaban según que sites iba a desaparecer. Pero no: hay herramientas que permiten incorporar listas de reproducción a los blogs, hay páginas corporativas que quieren ser modernas y que en cuanto un usuario entra le reciben con música y hay incluso sites en los que es prácticamente imposible encontrar cómo apagar esos sonidos que emergen de algún lugar. Espacios como la web de Nyan Cat juegan bastante bien con lo que la música puede aportar, pero son la excepción. Incluir música en un site corporativo es una decisión bastante arriesgada y no siempre será bien recibida. La música que asalta durante la navegación no tiene muchos fans, a pesar de que las empresas sigan empeñándose en usarla.
Captcha
¿Cómo diferenciar el acceso de un robot a un servicio de internet y la de un humano? ¿Cómo bloquear al primero sin perjudicar al segundo? La solución se llamó captcha: inventada en el año 2000, pronto se incorporó de forma masiva a la red y se convirtió en una herramienta de uso inevitable cuando se quería evitar un uso fraudulento. El problema es que no todas las captchas son claramente legibles y no en todos los casos son comprensibles (a veces son tan molestas que invitan a dejar de utilizar el servicio). El odio contra las captchas ha ido creciendo a medida que el uso de internet se ha ido generalizando y no parece que nada vaya a suceder que las haga desaparecer de este listado.