Pasar del 2014 al 2015 está lejos de ser tan solo una cuestión numérica. En nosotras, este «15» tiene una gran repercusión interior. Así, crea nuevas esperanzas y nos impulsa a tomar decisiones. Pero, aunque se disfracen de saludables, no todas estas elecciones lo son. Y hoy te lo demostraremos.
#1 ¿Ejercicio? ¡Los 7 días de la semana!
En tu 2014 reinó el sedentarismo y lo menos que deseas es que en el 2015 se repita la misma historia. Por eso, te has inscrito en un gimnasio y piensas ir todos los días… Pues, ¡ni se te ocurra! De un cambio así de radical no puede surgir nada bueno. En este sentido, puedes causarte mucho dolor e incluso lesiones graves.
Por tanto, en lugar de someterte a un plan tan riesgoso, te recomendamos que seas más paciente contigo misma: para empezar, comprométete con la actividad física dos veces a la semana. ¡Sentirás la diferencia!, y podrás tomarle el gustito al ejercicio.
#2 Destierro total de carbohidratos
En el mundo de hoy, la palabra «carbohidrato» ha caído muy bajo –se encuentra casi al nivel de una «mala palabra»–. Esto se debe a la creencia de que no hay nada peor que ingerir este grupo nutricional si se anhela adelgazar. Pero, no es tan así.
No todos los carbohidratos son iguales. De hecho, se pueden distinguir dos tipos: los refinados (pan, tortas, galletitas) y los que no lo son (granos, quinoa). El primer grupo sí puede inhibir la pérdida de peso, mientras que el segundo –por el contrario– contribuye en este proceso. Además, los carbohidratos son esenciales para la vida, en tanto constituyen una fuente de energía irremplazable. Entonces, ¡no prescindas de ellos!
#3 Apegarse a una dieta baja en calorías
La culpa por haber comido tanto en las fiestas ha triunfado y ahora, en el afán de perder esos kilos que te sobran, pretendes someter a tu cuerpo a un régimen alimenticio de muy pocas calorías. Pero, ¡mucho cuidado! Este tipo de dietas no suelen ser para nada sostenibles y pueden terminar por causar el efecto opuesto al deseado. Esto se debe, sobre todo, a que enlentecen el metabolismo y, al provocar descensos muy abruptos en los niveles de azúcar, nos hacen más vulnerables a todo tipo de antojos.
Ten presente, entonces, que una mujer promedio debe consumir entre 1200 y 1600 calorías diarias para bajar de peso. Este rango promueve un proceso de adelgazamiento más lento, pero también más estable y fácil de mantener.
#4 Cargar tu carro de productos light
No dejes que las publicidades te convenzan: el consumo de productos light no representa la mejor estrategia para disfrutar de un cuerpo más saludable. ¿Por qué? Bueno, si analizas la etiqueta de estos alimentos con más detenimiento, te darás cuenta de que están saturados de ingredientes artificiales.
La solución es sencilla: frecuenta alimentos que sean naturalmente bajos en calorías, como las frutas y verduras. ¡Ellas sí te aportarán todos los nutrientes que necesitas!, y te permitirán liberarte de esos kilitos de más.
La clave del éxito para bajar de peso yace en la paciencia. Así que no pretendas esculpir un cuerpo saludable de la noche a la mañana. Este objetivo, para ser obtenido de forma saludable, demanda tiempo. Pero, ¡qué profunda es la gratificación!
Fuente [Imujer.com]