Como las hojas de los árboles, la luz inicia en esta etapa del año una profunda caída hacia la oscuridad del solsticio de invierno y su posterior renacimiento. El equinoccio autumnal en el hemisferio norte marca la entrada de la constelación de Libra y modela un punto de perfecto equilibrio, en el que por un instante la dualidad se cancela.
El momento exacto del equinoccio este año será a las 9:04 (UTC) del 23 de septiembre, y está dado por el momento en que el centro del Sol cruce el ecuador y los dos polos de la Tierra se encuentren a igual distancia del Sol, reseña pijamasurf.com.
En el hemisferio norte el equinoccio marca la llegada del otoño, un periodo de recogimiento, maduración y últimos esplendores encarnados en los colores de los árboles que se arremolinan entre ocres, naranjas y dorados. Tradicionalmente, siguiendo los rituales paganos, esta fecha está considerada como un momento para dar gracias a la Tierra por su abundancia, compartir los frutos y rendir tributo a los mayores y a los ancestros.
En el hemisferio sur se celebra el equinoccio vernal, que marca la llegada de la primavera y con ella la fiesta de la luz en su ascenso hacia su máxima intensidad, la fructificación de la intención, las flores físicas y metafísicas que adornarán el verano. El éxtasis de la juventud en su refulgente eclosión.
El equinoccio también simboliza el punto de equilibrio entre la luz y la oscuridad —los hermanos, deidades de la noche y el día: Set y Osiris, Tezcatlipoca y Queztalcóatl fundiéndose por un momento en una unidad solar. En casi todo el mundo, salvo en los polos, el 23 de septiembre el día durará casi exactamente igual que la noche (este es el significado de la palabra equinoccio: aequs nox: noche igual), aunque en realidad esta es una aproximación, ya que el día no durará exactamente 12 horas (lo que se conoce como equilux) en todas partes. También este día la salida del Sol se alineará exactamente con el Este y su puesta estará exactamente alineada con el Oeste. Así que para las personas que quieren ubicarse cardinalmente en el espacio, este día será una buena oportunidad.
Los mayas construyeron varios templos alineados con este fenómeno. Particularmente famoso es el descenso de la serpiente en la pirámide de Kukulkan en Chichen-Itza (el lugar de los brujos del agua). Este fenómeno de arquitectura óptica convoca a miles de personas en cada equinoccio, turistas new age y curiosos que visitan este sitio maya en Yucatán para observar un rayo de luz solar —que representa a Kukulcan, la serpiente del cielo— descender sobre las fauces de una serpiente de piedra. La serpiente de luz dura aproximadamente 40 minutos, lapso durante el cual muchas personas buscan cargarse de energía cósmica. Pero más allá de esto, es indudable que el fenómeno forma parte de la maestría de los mayas al materializar en su arquitectura un poderoso símbolo: el de la unión entre el cielo y la tierra —Kukulkan, serpiente-quetzal— y el del cambio de piel —una nueva estación— en la figura de la serpiente, que también representa la energía vital o Kundalini. La pirámide de Kukulkan tiene 4 lados con 91 escalones cada uno y una plataforma, lo cual suma 365, en una construcción eminentemente solar.
También notable es la alineación entre el sol del amanecer del equinoccio y el portal en el Templo de las Siete Muñecas de Dzibilchaltun. Una forma extática para presenciar la renovación del año envuelto en la entrada de la luz y tal vez practicar un poco de sungazing para recibir la ostia sagrada del Sol y atesorar energía, en preparación al descenso hacia el inframundo que simbólicamente supone el invierno.